La comunidad escolar del Colegio Habaneras estaba ayer de enhorabuena y feliz porque inauguraba el colegio en condiciones que esperaban desde 2003. Una larga espera que el alcalde, Pedro Hernández, en compañía del conseller de Educación, Alejandro Font de Mora, justificó ayer con este argumento: "Torrevieja es víctima de su propio éxito", en referencia a su poder de atracción de nueva población. La Administración se ha visto obligada a poner en marcha varios centros de Infantil y Primaria en aulas prefabricadas en los últimos años. El nuevo colegio Habaneras Número 10 reduce el número de centros en barracones a tres de los trece públicos existentes. Muchos de los 450 alumnos que iniciaron su vida escolar en Infantil y Primaria en este centro en el curso 2003-2004 en aulas prefabricadas en un solar concluyeron esta etapa educativa y pasaron a Secundaria sin conocer otra cosa que prefabricadas, recordaba ayer en su intervención la directora Cres Picazo, quien se mostraba muy satisfecha por la consecución de este proyecto.

"Torrevieja es un lugar atractivo para vivir" y las infraestructuras no han podido estar acordes con su rápido crecimiento, abundó el primer edil en la visita de unas instalaciones que docentes y escolares estrenaron en febrero, y que cuenta con un alumnado reflejo de la diversidad de la ciudad, con 30 nacionalidades representadas y una mayoría de extranjeros.

¿Y el Número 13?

Educación ha tardado seis cursos en hacer realidad una inversión de 5,9 millones de euros para levantar el nuevo colegio Habaneras, que tiene 9 unidades de Infantil y 18 de Primaria, comedor y juego de pelota valenciana sobre un solar de 14.000 metros cuadrados. Font de Mora anunció las actuaciones para acabar con las prefabricadas en el colegio Ciudad del Mar o Número 11, que se levanta ya en los terrenos que antes ocupaba la Plaza de Toros, y el proyecto básico para el colegio Amanecer o Número 12, también ubicado en prefabricadas, la aprobación del proyecto de ejecución de la ampliación del colegio Acequión (5 millones de euros) y la ampliación del Inmaculada (en trámite de proyecto básico). Nadie se acordó ayer del colegio Número 13, que, por no tener, no tiene ni nombre, y que está ocupado por alumnos de Infantil y Primaria que reciben clases en unas aulas prefabricadas ya "heredadas" de los alumnos del Instituto Número 5. En el acto de inauguración estuvieron presentes los responsables del equipo directivo de los últimos años, padres y profesores que han sostenido lo que la actual directora bautizó ayer como "el espíritu del Habaneras". Y es que, a pesar de las carencias materiales, los alumnos no querían dejar el centro para migrar a otros colegios públicos del centro de la ciudad con mejores dotaciones -en instalaciones- y con una presencia de población inmigrante sensiblemente menor.

"Un espíritu" con el que se ha identificado un joven equipo de profesores se han empeñado durante estos años en un objetivo: "Que los niños volvieran felices a sus casas del colegio".