De jueves a domingo. Hasta las ocho de la mañana. "El Escondite" se llama el local en esta ocasión, "el tercero que se abre en los bajos del edificio, en un espacio de apenas 80 metros lineales", afirma uno de los residentes en esta urbanización situada junto a la carretera del Torrejón. El problema es el mismo siempre. Ruidos que molestan, denuncias en el Ayuntamiento y ante los agentes. Local que continúa abierto y desesperación de unos vecinos que se sienten impotentes para solucionar un problema que afecta a los cimientos más elementales de su vida cotidiana, la tranquilidad y el derecho al descanso. "Por quedarnos en paro tuvimos que venirnos de Madrid a vivir aquí, a un pequeño apartamento que compramos hace seis años. Recuerdo que llegamos la noche del 24 al 25 de julio de 2009 a instalarnos y la casa temblaba hasta la lámpara". Lo cuenta Aurora García, que recuerda que a la lógica pregunta de "¿Qué pasa aquí?" se fueron contestando poco a poco los vecinos más directamente afectados después de la consabida investigación por los locales de ocio más cercanos. Identificado el centro de las molestias, "una discoteca con música latina en vivo", comenzó entonces el peregrinaje por las dependencias municipales para intentar buscar una solución. Es la cronología de su "sinvivir" diario, fechas que se van sucediendo en su relato con toda claridad. Armonizar la convivencia entre locales de ocio y residencias cuando comparten el mismo espacio siempre genera más de un conflicto. Las insonorizaciones a las que están obligados no se cumplen y los decibelios, bien por música directa o por el efecto sonoro más difícil de evitar de la clientela, suben hasta lo insoportable.

Quejas y denuncias

"Nos dijeron que el tema de la música lo llevaba la Policía Local, y allá nos fuimos a pedir hora con Francisco Javier Mínguez (director general de Seguridad Ciudadana). Él mismo me dijo que quería ir a mi casa personalmente y nos dijo si podíamos recibirlo a las doce de la noche". Aunque los vecinos siguen resistiendo noche a noche. La instalación de limitadores no es tampoco ningún alivio. La Policía atiende a las quejas y a las denuncias, los vecinos se ven comprendidos por su actuación pero las medidas que se toman sólo tienen carácter paliativo. Lo único efectivo en este caso es un decreto de cierre. "Vemos que el Ayuntamiento da licencia a tres discotecas que no cumplen las condiciones mínimas debajo de un bloque de viviendas". "Nos parece muy bien que se cree una patrulla para limpiar de grafitis las fachadas, pero ¿es que el descanso de 70 vecinos les da lo mismo?". En muchas ocasiones los afectados son residentes que iniciaron su relación residencial con Torrevieja de manera ocasional, aprovechando las vacaciones , pero que tras su jubilación deciden aprovechar la segunda residencia para convertirla en principal. La molestia ocasional se transforma entonces en permanente. La última opción, acudir a la justicia, que da la razón a los vecinos de zonas como la avenida de las Habaneras desde hace años no ha solucionado el problema de fondo: el ruido. "Pedimos justicia. Pedimos dormir en nuestras casas. Que no se pierdan los papeles en los despachos. Que dejen de tener buenas palabras y pasen a los hechos", así de tajante se muestra Aurora.

"Chuleándose" a la Policía Local

Lo grave del caso, siempre según la versión de estos vecinos, es que los propietarios de los bares no sólo están "pasando olímpicamente" de sus denuncias, también "se chulean" de los agentes de la Policía Local de Torrevieja que han intentado frenar los decibelios y la música en vivo desde hace un año e, incluso, denunciaron al propietario por desacato. En las últimas semanas parecen haber tirado la toalla a pesar del interés mostrado por el director general de Seguridad Ciudadana, Francisco Javier Mínguez Parodi, quien visitó las viviendas para comprobar "sobre el terreno" cómo retumbaban las paredes y que ha logrado que los locales cierren a las cuatro y no al amanecer. "Pero no podemos estar esperando hasta las cuatro para descansar", aclaran José María Gutiérrez, Aurora García, Pilar Bullido, Isidro Oya o Ángela Cristobal, algunos de los residentes que no pueden conciliar el sueño en una situación que no es rara en una ciudad como Torrevieja. Ellos, sin embargo, advierten que si no actúa este verano sacarán a los 70 residentes de la urbanización para cortar la cercana carretera del Torrejón porque, aseguran, ya han tenido "mucha paciencia".