Los embalses de la cuenca del río Segura acumulan en estos momentos un total de 570 hectómetros cúbicos (hm3), la mitad de su capacidad total y una cifra que invita al optimismo. De esta cantidad, 450 hectómetros cúbicos pertenecen a recursos propios y el resto (120 hm3) proceden del trasvase Tajo-Segura. Esta cierta normalización de las reservas hídricas de la cuenca posibilita que los regantes de las tres huertas tradicionales: Alta, Media y Baja, tengan garantizados al menos durante dos años los riegos, una circunstancia que se interpreta desde la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) como de progresiva vuelta a la normalidad tras el crudo periodo de cuatro años de sequía (2004-2008), "la más importante de la cuenca desde que se tienen datos", aseguran desde la CHS. Además, esta relativa abundancia hídrica permitirá que el Segura tenga garantizado el caudal ecológico desde su nacimiento del río hasta la desembocadura en Guardamar, explica el comisario de Aguas de la CHS, Manuel Aldeguer.

Desembalses

"Los desembalses para los regantes -explicó- deberán fijarse en la Comisión Asesora de Riegos y en la Junta de Gobierno de la CHS" y, si ahora hay disponibilidad de agua, "sólo haya que esperar que los precios de venta de los productos cultivados acompañen".

El pasado año los embalses del Segura almacenaron un máximo de recursos hídricos que osciló de entre los 245 y los 341 hectómetros cúbicos, mientras que el año anterior, se cayó a un mínimo de 65 que puso en grave peligro la cuenca.

El aumento del agua embalsada ha producido una circunstancia que no se producía en los últimos 50 años, el llamado fenómeno kárstico, popularmente conocido como "reventón" de los chorros del río Mundo, el principal afluente del Segura, que incluso inunda las zonas agrícolas. El Mundo nace en la sierra de Alcaráz, en Albacete, y tiene su salida en la Cueva de los Chorros, situada en un farallón kárstico de más de 300 metros de altura desde donde produce una impresionante cascada de agua.