El Ministerio de Medio Ambiente puede asignar antes de enero a la Vega Baja el derecho de cultivar mil hectáreas de algodón subvencionadas por la Unión Europea. La concesión depende, en este momento, de que los agricultores de la comarca se comprometan con precontratos, y en el plazo urgente de una semana, a apostar por la producción de un cultivo que llegó a ocupar en los 80 hasta 7.000 hectáreas de la Vega, un 10% de la producción nacional según la directora general de Producción Agraria, Laura Peñarroya, pero que desapareció "por la entrada en la UE, la regulación del sector y la competencia de otros países".

El cupo para España son 48.000 hectáreas y la explotación de momento la concentra Andalucía, pero ayer se planteó en un encuentro entre la Universidad, los agricultores y la Generalitat que "estas mil hectáreas pueden convertirse en el buque insignia del algodón español". Es la lectura entusiasta de Feliu Marsal, director del Centro de Innovación Tecnológica de la Universidad Politécnica de Cataluña, uno de los ponentes en la jornada "El cultivo del algodón y el cáñamo en la provincia de Alicante. Perspectivas y Ensayos", que organizaron la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO, campus de la Universidad Miguel Hernández) y la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja).

Allí se presentaron los resultados de un estudio de viabilidad económica y agronómica que ha realizado la EPSO en campos de experimentación y que ha revelado que, a pesar del granizo de septiembre, se logran "unas características de fibra (longitud, finura, resistencia...) excelentes" y, además, niveles de producción asombrosos de más de 4.000 kilos por hectárea. Porque el algodón "lo aguanta todo", también "la escasez de agua y de mala calidad" que sufre la comarca, según los ponentes.

Cultivo alternativo

A la vista de los resultados, y conscientes de que hay que buscar "cultivos alternativos que aseguren una renta a los agricultores", dijo Peñarroya, "la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación ha solicitado al Ministerio esa reserva definitiva de mil hectáreas basándose en la tradición, los estudios de viabilidad, la existencia de estructuras para el procesado de algodón y el compromiso del sector productor".

Ahí entran los particulares, que tendrán que firmar los precontratos que pueden recoger en los ayuntamientos y presentar en Asaja o en la cooperativa de Caja Rural Central para asegurar que aprovecharán esa extensión si se concede (también depende de alegaciones de otras comunidades autónomas). La idea es que se resuelva antes de enero, para que se puedan obtener las ayudas de la UE desde febrero de 2010.

Feliu Marsal repasó las ventajas competitivas de la Vega Baja: "Capaces de obtener 4.000 kilos por hectárea cultivada (y de una buena fibra) tradición de trabajo en la zona, la proximidad del mercado, la oportunidad de crear una marca propia o denominación de origen, argumentar que se trata de una producción no intensiva de energía que es además biodegrabable...".

Los responsables del estudio de viabilidad, el profesor Joaquín Parra y el doctor ingeniero agrónomo Guillermo Parra, aseguraron a los agricultores que cuentan con el apoyo de una cooperativa y una planta desmotadora de Callosa de Segura, que volverá a abrir para recuperar un sector agrícola que puede revivir en la comarca.