¿Qué ha supuesto para usted su nuevo nombramiento?

Supone la oportunidad de seguir contribuyendo positivamente a la Universidad de Alicante, como siempre he intentado hacer desde que entré en esta institución hace ya veinte años. También ha supuesto una evolución; empecé impartiendo clases, pasé a compaginarlo con la dirección del Master de Gestión de PYMES, y ahora me enfrento a la coordinación de la Escuela de Negocios.

¿Qué estrategias va a seguir?

El vicerrector de Estudios, Joaquín Marhuenda, quien ha contado conmigo para esta responsabilidad, tiene las ideas claras, por lo que nuestra estrategia se entronca de forma natural en el plan Estratégico de la UA. La estrategia principal se centra en reforzar el trabajo del Centro de Estudios de Doctorado y Postgrado (CEDIP) y propiciar una mejor coordinación de la Escuela con los departamentos universitarios, así como mejorar las sinergias entre la Escuela y las posibilidades de oferta formativa por parte de los propios equipos de la UA; nuestra universidad está abierta, por supuesto, a las demandas externas de formación. La Escuela de Negocios debe convertirse en un referente en su ámbito de la formación continua que demanda la sociedad, y en este sentido tenemos vocación de acercarnos y servir a las empresas, entidades e instituciones de nuestro entorno. Todo ello, a su vez, con un intento de racionalizar costes. Estos objetivos que integran nuestra principal estrategia suponen un reto, y es necesario por ello equilibrarlos, pero creo que con paciencia, perseverancia y trabajo se conseguirá.

¿Cuál es la importancia que tiene la Escuela de Negocios en estos tiempos de crisis?

Nuestra estrategia se basa en ofrecer formación continua, y nada más importante que la formación en tiempos de crisis. Nosotros buscamos ofrecer formación de postgrado de calidad. Las empresas, cada vez más, saben que su diferencial son sus recursos humanos, ya que éstos son los que dan a luz las nuevas ideas que los distinguen de la competencia. Los trabajadores formados son los trabajadores del conocimiento que demanda la sociedad de la información del siglo XXI. Las empresas inteligentes son conscientes de que la formación no es un gasto sino una inversión en su futuro. Por tanto, al final no resulta cara. El pasado curso fui invitada a la Kemmy Business School en Irlanda. Es el ejemplo de una escuela que genera negocio y riqueza a su entorno atrayendo a estudiantes, en su caso no sólo de su país, sino también norteamericanos, para centrarse en su formación. Otro ejemplo es el de la Business School de la Universidad de Brunel (Inglaterra), con cuyo director mantenemos muy buena relación. Esta escuela también está especializada en atraer estudiantes extranjeros, fundamentalmente asiáticos y de países árabes. Sabemos que son referentes difíciles de imitar, pero ahí está el reto.

Los planes de estudios de la UA, ¿están adecuados a la realidad empresarial de la provincia?

Eso es lo que se intenta desde la Universidad; pero, si no lo fuera, la UA está abierta a nuevas propuestas formativas, que estoy segura que seremos capaces de asumir. Invito a quien busque información sobre la formación que ofertamos a que entre en nuestra página web, que visiten las webs de los másteres y demás cursos, para que vean la amplia oferta de estudios de postgrado de que dispone nuestra Universidad. En ella, los denominados Títulos Propios son los que posibilitan una mayor flexibilidad y adaptación para atender las demandas del mundo empresarial.

¿Qué relación mantiene la UA con la red empresarial de la provincia?

Una relación intensa. Por poner un ejemplo, en la formación de postgrado tenemos muchos másteres en que un gran porcentaje de profesorado es personal en activo en puestos directivos o técnicos, muy especializados en las empresas de nuestro entorno.