Además del catalizador, el equipo de Marcilla ha patentado un nuevo filtro que reduce entre un 70 y un 80% las sustancias tóxicas del tabaco. «En realidad es un mecanismo muy simple, una especie de cartulina con un agujero calibrado que se coloca entre el papel y la boquilla y que evita que las sustancias tóxicas lleguen al fumador al inhalar», señala el catedrático. Como saldría caro incorporarlo al proceso de producción de una tabaquera la idea es implantarlo también en el tabaco de liar.