"Cada emigrante anómino merecería una novela por su coraje y valentía". Así lo ha afirmado la escritora María Dueñas que ha estado esta mañana en la Universidad de Alicante (UA) junto al catedrático de la Universidad de Nueva York, James Fernández, con motivo de la conferencia-coloquio "Una diáspora olvidada: Españoles en Estados Unidos (1868-1945).

El acto, organizado por la UA y la Sección Cultural de la Embajada de Estados Unidos, se ha desarrollado en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, que se ha llenado de estudiantes y de hijos y nietos de emigrantes españoles que llegaron el siglo pasado a Ellis Island en busca de una vida mejor.

La nueva novela de María Dueñas, Las hijas del capitán, narra precisamente esta parte olvidada de la historia que la autora de El tiempo entre costuras quiere rescatar para rendir un homenaje a los cientos de miles de españoles que cruzaron el océano sin hablar una palabra de inglés y casi con lo puesto. El lanzamiento será el próximo 12 de abril.

Para ello ha contado con la ayuda de la profesora de Filología Inglesa de la UA Teresa Morell, hija de emigrante a la Gran Manzana y de Fernández, que son de los pocos especialistas académicos en el tema.

"Cuando vi que María Dueñas me había escrito un mail no me lo podía creer", ha confesado Morell, quien ha leído el correo en el que la escritora le preguntaba por su padre tras toparse con el libro que había escrito en el que narraba las vivencias de un emigrante en el Lower East Side neoyorkino, donde se estableció la mayoría de la colonia española.

La plaga de filoxera forzó a 10.000 vecinos de la Marina Alta a abandonar sus pueblos y a marcharse a Estados Unidos entre 1912 y 1920. Allí se unieron a otros cientos de miles de emigrantes llegados sobre todo del País Vasco, Asturias, Andalucía y Galicia.

Sobre este éxodo de alicantinos a Nueva York escribió Morell Valencians a Nova York. El cas de la Marina Alta (1912-1920).

En su búsqueda de documentación para la que será su cuarta novela, Dueñas se llevó una sorpresa al comprobar que este libro estaba escrito por una profesora universitaria del mismo departamento, Lenguas Modernas Aplicadas, en el que ella pasó 20 años en la Universidad de Murcia. "Su nombre me sonaba por referencias bibliográficas y estoy segura de que hemos coincidido en congresos pero no la conocía personalmente y tras contactar con ella me he encontrado con su gran generosidad", asegura.

Las vivencias del padre de Morell y las conversaciones con ella han servido a Dueñas de gran ayuda a la hora de ambientar su historia.

Algo parecido le sucedió con James Fernández, catedrático de la Universidad de Nueva York con el que contactó la autora a través de un amigo común, también profesor universitario en EE UU.

Fernández es nieto de asturianos que emigraron a principios del siglo XX a Nueva York. Con esta influencia se hizo hispanista pero nunca trató profesionalmente este capítulo de la historia hasta que un museo le pidió que colaborase en el catálogo para una exposición sobre los españoles que pasaron la Guerra Civil en Estados Unidos".

"Me dí cuenta de que no había casi nada publicado de esta parte de la historia y me puse a investigar en los periódicos de la época y a contactar con las familias para que contaran su historia y aportaran documentación y material gráfico", afirma Fernández.

El resultado de todo ello son 15.000 fotografías y miles de documentos rescatados del polvo de los desvanes, dos documentales, así como un libro Invisible inmigrants, que ha repasado durante la conferencia.

Dueñas ha repasado buena parte de estas imágenes y de las historias que tienen detrás para "sobre una imagen fija dejar volar la imaginación".

"La mayoría de emigrantes se marchó con la idea de hacer fortuna y regresar por lo que se esforzaron por conservar el idioma y se preocuparon porque ningún hijo se casara con una americana o una hija con otro italiano inmigrante, pero al estallar la Guerra Civil se dan cuenta de que no van a volver o que van a tardar muchos más años en hacerlo. Esto supone un punto de inflexión y llega la asimilación con el país", explica el catedrático.

Muchos de ellos lo consiguieron, tanto en Nueva York como en California, donde levantaron comercios y empresas. Otros trabajaron en el campo y en las minas. Y la mayoría se movilizó y recaudó dinero para ayudar a la República durante la contienda, señala Fernández.