«Empecé a trabajar a los 15 años porque mis padres no podían permitirse que estudiara y siempre me quedó la espinita de no haber podido ir a la universidad». Antonio Torres tiene 68 años y tras acabar la clase de Filosofía y Modernidad asegura que «es un disfrute increíble, lo estoy pasando realmente bien». José Picó también empezó siendo niño como mozo en la farmacia de su pueblo, Ibi. Con mucho esfuerzo se sacó primero el Bachillerato y después Enfermería, pero siempre le atrajeron la historia, las civilizaciones y el comportamiento humano. Con 80 años recién cumplidos y tras perder a su mujer hace menos de dos años se replanteó las grandes preguntas de la vida y decidió retomar los estudios.

Ambos están matriculados en el Programa Integrado Senior en Humanidades que ha puesto en marcha este curso la Universidad de Alicante (UA). Se trata de un itinerario formativo en el que los mayores de 50 años comparten aula con los estudiantes que cursan el grado en Humanidades. Los siete mayores que se han apuntado son alumnos de la Universidad Permanente en la que ya han realizado diversos cursos. Pueden elegir quince asignaturas de entre 25 para cubrir los créditos y está diseñado para que cursen al menos dos años en la Facultad de Filosofía y Letras.

Sin embargo, tanto Antonio como José han decidido ir con calma y se han matriculado de una asignatura por semestre porque quieren disfrutar de tiempo para realizar otras actividades y estar con la familia. Así, tanto el semestre pasado como este acuden dos tardes a clase a la semana.

Ambos siguen el ritmo sin problemas aunque Antonio Torres admite que «tras años sin estudiar la capacidad de retención no es la misma a estas edades, pero lo compensas con la experiencia de la vida y con una mayor capacidad de síntesis y de quedarte con lo que es esencial». En su caso, además ha trabajado en banca desde los 17 años en que sacó la oposición para botones, de donde fue ascendiendo hasta que se prejubiló antes de haber cumplido los 60 años, con lo que hincar los codos no entraba en sus rutinas. Sin embargo, aprobó sin problemas «Del mito al logo» en el semestre anterior y espera que ocurra lo mismo con la nueva materia.

José Picó dice que le gusta mucho repasar los apuntes que toma en clase con su libreta y su bolígrafo - «la tablet para eso no me convence»- y sacó un 7,6 en «El Mediterráneo en la Prehistoria: Cultura y Patrimonio». «Pero yo no vengo a sacar nota, cuando acabe no me voy a buscar una vacante, que ya he trabajado 50 años», bromea. Además de su interés por la historia y la cultura, que según cuenta, se le despertó de pequeño al oír en Radio París la liberación de Francia por parte de los Aliados, este alumno senior ha siempre ha tenido un carácter inquieto. «Desde que me saqué la plaza como enfermero he ayudado a traer al mundo a más de 200 niños en domicilios como se hacía antes, fui alcalde en funciones de Ibi y gestioné que se construyera el instituto y el polígono industrial», explica. Y ostenta la Cruz de la Orden Civil de Sanidad.

«Siempre me ha gustado relacionarme con la gente y estar aquí en la universidad es una forma también de estar al día», indica cuando se le pregunta qué tal se lleva con sus compañeros. Ellos aseguran que es «uno más».

Antonio Torres también se desenvuelve bien con quienes «podrían ser mis hijos. De hecho, mi hija está estudiando Psicología». «Lo mejor de esto es el aprender por placer, sin agobios», incide. «Se lo recomiendo a todo el mundo porque cuando te jubilas es cuando tienes tiempo de verdad para poder hacer este tipo de cosas. De hecho familiares y amigos me ven tan contento que se ha producido el efecto contagio y más de uno se está planteando matricularse el curso que viene», asegura. En su caso, su debilidad es la filosofía y la historia del pensamiento. «Cuando era joven me acerqué sólo a la parte política que era lo que tocaba en esos momentos, pero ahora quiero profundizar en los filósofos griegos, de donde viene todo y que siguen tan vigentes».

A ambos les une el interés por «saber más» y nunca han frenado su ritmo por la edad. «La mejor edad es en la que estás instalado si sabes sacar el mejor provecho de ella y la aceptas», reflexiona Antonio Torres.