Los «Quijote y Sancho» de la era moderna ya no cabalgan sobre Rocinante y Rucio, sino que se mueven solos sin necesidad de conductor. Son los dos primeros vehículos autónomos de la última empresa de base tecnológica en incorporarse al Parque Científico de la Universidad de Alicante (UA), Quixmind.

Quijote es un carrito de golf que funciona solo y que operará como servicio de «taxi» cuando se abra la conexión del campus con el Parque Científico. Además, puede realizar servicios de vigilancia. Por su parte, Sancho es una apiladora capaz de hacer el inventario de una fábrica, saber con precisión donde se encuentra la mercancía y recoger objetos aunque no se encuentren perfectamente colocados. Este es precisamente el salto cualitativo que ha logrado Quixmind.

Su socio fundador es Tomás Martínez, ingeniero de Telecomunicaciones y profesor de la UA, que también es socia de la empresa. Martínez explica que su reto consiste en transformar vehículos normales en robots de altas prestaciones. Para ello ha desarrollado junto a su equipo un sistema de control de aprendizaje por refuerzo con un algoritmo de Inteligencia Artificial, así como un sistema de visión. Además, ha patentado otro algoritmo dentro de los conocidos como Slam (Simultaneous localization and mapping) que elabora el mapa por contornos en lugar de por rejillas «con lo que ocupamos mil veces menos de memoria y ganamos en memoria y en capacidad de procesado». Como ejemplo, Martínez dice que todo el campus de la UA ocupa con este sistema entre 4 y 5 megas, el equivalente a una foto cualquiera.

Gracias a estas innovaciones Sancho será capaz de esquivar objetos y de recogerlos sea cual sea su posición. Además, esta apiladora inteligente podrá informar de la hora a la que llega cualquier mercancía a una fábrica o almacén y el sitio exacto en el que está colocada aparte de transportarla sin conductor. Hasta ahora las apiladoras sin conductor iban guiadas por cables o balizas y realizaban un recorrido fijo. Una multinacional de la provincia ya ha firmado un contrato para implantarla y Martínez está en conversaciones con otras empresas importantes para formalizar más ventas.

En cuanto a Quijote, su sistema láser de visión nocturna amplía sus posibles usos a la vigilancia en grandes urbanizaciones evitando riesgos a las personas. También tiene un posible «novio» a la vista, un grupo empresarial con intereses en la construcción. Su primera gran prueba en el transporte de pasajeros la pasará en la propia universidad, entre otras cosas porque no está permitida la circulación de vehículos autónomos por carretera ni por las calles de una ciudad. Martínez lamenta que la legislación española aún no se haya desarrollado como en Gran Bretaña para posibilitar ya pruebas con este tipo de vehículos.

La idea, según cuenta el responsable de Quixmind, es utilizar dos carritos con capacidad para ocho personas cada uno y que los usuarios se cambien de uno a otro para no cruzar la carretera entre el campus y el Parque Científico. La parada será un rectángulo «inteligente» en el suelo que detectará cuando hay personas esperando y se pondrá en marcha en cuanto los pasajeros se abrochen el cinturón de seguridad.

Quijote y Sancho funcionan con energía limpia, destaca Martínez, quien ve en un futuro vehículos eléctricos de transporte público que eviten a los conductores entrar al centro de las ciudades.

El próximo prototipo de estas «mentes quijotescas» será un carrito autónomo para mercancías ligeras que opere en interior y exterior sobre el que ya están trabajando y que podrá servir, entre otras cosas, para grandes fábricas y para transportar libros por el campus. Aún no tiene nombre, pero bien podría ser Dulcinea.