Nuevos medicamentos contra la obesidad, dispositivos en tejidos para cargar baterías con la energía solar, biocombustibles alternativos al petróleo y biosensores para un control más cómodo y ágil de la diabetes, figuran entre las investigaciones más punteras de la provincia que Europa financia los próximos dos años a tenor de las grandes expectativas que generan sus resultados.

Todos estos proyectos liderados por las universidades de Alicante y Miguel Hernández de Elche, han conseguido hacerse con alguna de las 47 nuevas becas que costea el programa operativo del Fondo Social Europeo en toda la Comunidad durante dos años, tras una dura convocatoria pública a la que aspiran los jóvenes investigadores recién doctorados.

Son proyectos que deben acreditar una relación investigadora con otra universidad de fuera de la Comunidad, porque uno de los dos años que se presupuestan -la UE paga el contrato de los investigadores- hay que desplazarse al centro vinculado y seguir allí la investigación.

Carlos Buso, desde el Instituto de Electroquímica de la Universidad de Alicante, y avalado por Juan Feliú -cada joven investigador trabaja con científicos más experimentados-, busca biosensores electroquímicos basados en nanomateriales, cuya aplicación principal es determinar moléculas relacionadas con enfermedades, como pueda ser la diabetes, ya que en este caso se investiga la concentración de azúcar.

«Buscamos un modo diferente de medir la cantidad de glucosa en sangre, con métodos que determinen una concentración menor», explica el investigador. Entre sus aplicaciones más inmediatas, el diagnóstico precoz de la diabetes y métodos más ágiles, sencillos y precisos del control, porque podrá llegar a medirse a partir del sudor o de la saliva.

Prevención

A María Herranz, doctorada en Bioquímica y Biología molecular y celular, le preocupan las complicaciones del metabolismo asociadas a la obesidad o la hipertensión. Su investigación sigue la línea de la tesis que defendió hace tres años sobre la posibilidad de incluir moléculas bioactivas naturales para tratar esas complicaciones metabólicas dentro del grupo de Compuestos Bioactivos Naturales de la Universidad Miguel Hernández.

«Profundizamos en esta investigación a partir de extractos vegetales y compuestos ya seleccionados», apunta. Tras los estudios clínicos en colaboración con el sector privado, esperan desarrollar un producto para combatir la obesidad «con una base muy sólida» y determinar los marcadores moleculares asociados. Buscan los compuestos responsables de la actividad biológica a partir de extractos de plantas, para dar soluciones a personas con hipercolesterolemia, tensión alta, hígado graso o enfermedades hepáticas y «prevenir la obesidad».

Laura Pastor, recientemente galardonada a su vez por la Real Sociedad Española de Química en la XXV edición a la mejor tesis doctoral San Alberto Magno, es experta en fuentes renovables de energía y vectores energéticos limpios, como el hidrógeno, que «jugarán un papel decisivo en el panorama energético mundial».

En su nueva etapa postdoctoral, con el contrato de la Generalitat avalado por Antonio Sepúlveda en el departamento de Química Orgánica de la Universidad de Alicante, busca alternativas al petróleo -que tiene los días contados-, aprovechando residuos de la biomasa para generar nuevos biocombustibles. La investigadora se ha desplazado al Reino Unido, en concreto al Imperial College London, su colaborador extranjero para el proyecto. En la UA tiene previsto llevar a cabo la síntesis de los nuevos materiales y en Londres los estudios catalíticos de los materiales ya preparados, además de optimizar las reacciones. La investigación está en la frontera entre la química fundamental y la ingeniería química aplicada.

Ahorro

Por su parte la doctora en Química Orgánica por la Universidad Miguel Hernández Desiré Molina sintetiza compuestos orgánicos fotoactivos para tratar de conseguir nuevos dispositivos fotovoltaicos que mejoren las actuales prestaciones de las placas solares, y que favorezcan a su vez nuevas aplicaciones que se puedan incorporar incluso en la ropa, mochilas o fachadas, apunta la investigadora.

Quiere sustituir las aparatosas placas solares por algún dispositivo tan fino que se pueda incorporar en una teja y aprovechar de forma más potente incluso la energía solar. «Podríamos llegar a vivir sin pagar el recibo de la luz», aventura. Persigue un sistema más cómodo y estético de captar la energía solar, que llegue a fundirse con el medio. «Es una investigación básica pero con el tiempo confío en tener algo así en mis manos», señaló Molina. La doctora imagina una fina línea de pintura capaz de absorber la luz solar y que, mediante un soporte plástico flexible, se pueda incorporar en el tejido de una camiseta, sin ir más lejos.