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Juan Francisco MesaCatedrático de Filología Latina

«Estudiar una titulación de Humanidades y no tener vocación docente es para hacérselo mirar»

Recién escogido miembro del International Medieval Latin Committee, reivindica los estudios humanísticos como salida profesional

Juan Francisco Mesa, en el exterior de la Facultad de Filosofía y Letras antes de la entrevista. Isabel Ramón

¿Qué valoración en general hace de la docencia e investigación que se lleva a cabo en estos momentos desde la Facultad de Filosofía y Letras?

Me parece especialmente destacable el ámbito de la investigación, donde tenemos excelentes resultados en todos nuestros campos de actuación, desde los más específicos como Lenguas Clásicas hasta otros más mayoritarios como la Historia o las Filologías. La buena docencia universitaria se fundamenta en una investigación sólida que siempre está en la avanzadilla.

¿Podría citar alguna materia específica donde se estén haciendo avances destacables?

Sin querer destacar en absoluto ningún campo por encima de los demás, tenemos grupos punteros en Geografía Física, en Geografía Humana, en Lingüística, en Filología, en Historia, en Memoria Histórica, en Traducción... Mejoramos métodos, disciplinas, tratamientos y manejo de documentación... Todo eso, además, de un modo u otro siempre acaba trasladándose a las aulas, por lo que la docencia también se beneficia de esta investigación.

¿De todas las titulaciones que ofrece la facultad, piensa que hay alguna que de alguna manera resuma su espíritu?

Vuelvo a insistir en la intención de no desmerecer a nadie, pero creo que la carrera de Humanidades sí resume un poco lo que es la facultad, precisamente porque tiene un poco de todo, una formación integral: reúne Filosofía, Lengua, Historia, Geografía... Además, este año ha tenido un incremento de matrícula. A eso se une la percepción social de que es una titulación independiente y que después puede aplicarse a muchos ámbitos profesionales.

¿Y alguna con una especial demanda?

Traducción e Interpretación tiene una de las notas de corte más altas de la Comunidad Valenciana. En ella hay, además, un alumnado muy exigente, lo cual le da más valor. Pero reitero, de ninguna forma puedo desmerecer a nadie.

Hablando de percepción social, ¿piensa que la formación humanística se ha devaluado con la crisis económica?

Es innegable que sí. En un contexto de crisis se tiende a pensar en aquello que puede tener una salida profesional más inmediata, y en eso a veces cuesta defender las Humanidades. Tenemos un permanente techo de cristal, un condicionante social, aunque nuestra situación no es peor que la de otros sectores profesionales. Chocamos más bien con un problema de prestigio y consideración social.

¿Qué hacer ante eso?

Insistir en la valorización de las Humanidades para el ejercicio de actividades profesionales. La ordenación del territorio y el urbanismo, a través de Geografía, la economía desde Turismo o los idiomas desde las Filologías y Traducción e Interpretación son dos ejemplos de ello. Pero además, la formación humanística moldea cualquier perfil profesional.

Pero aún así, el estudio de carreras humanísticas se asocia de manera casi directa a la docencia o a la investigación...

Sí, pero la docencia no es nada negativo, ni debe verse como algo peyorativo. Al contrario, estudiar una titulación humanística y no tener vocación de enseñar, de transmitir después ese conocimiento adquirido, es para hacérselo mirar. Y enseñar no es únicamente estar en un aula, sino también escribir ensayos o artículos periodísticos. Me niego a ver como algo malo ese tópico del investigador encerrado. Pasar horas trabajando en un archivo, analizando documentos, puede ser maravilloso. Tenemos un enorme patrimonio documental y hay mucho por trabajar en ese sentido. ¿Por qué denostar al arqueólogo o al lingüista? Muchas investigaciones no ofrecen «una foto bonita», digamos, pero eso no las hace menos interesantes. En otros países no se cuestiona si esto es bueno o malo, o si hay más o menos salidas profesionales.

¿Qué objetivos de futuro se marca la facultad?

Apostamos por impulsar que se estudien simultáneamente dos filologías a la vez, algo que no se llama textualmente «doble titulación» pero que en la práctica lo es, porque permite obtener dos carreras en un plazo de cinco o seis años, conjugando asignaturas que se imparten en las dos titulaciones. Es un ejemplo de cómo la Universidad se va a adaptando a las necesidades de la sociedad. También vamos a impulsar la formación semipresencial en los másteres, para hacerlos más accesibles a un mayor número de personas.

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