«Vivimos en la biblioteca, ahora ya ni fines de semana ni ningún tipo de vida social y hasta julio vamos a estar así, total para que luego en ciertas asignaturas se carguen a todo el mundo porque es imposible dar lo que antes se daba en un año en un cuatrimestre». Así se lamenta un grupo de estudiantes de Derecho de la Universidad de Alicante (UA) mientras se encaminan a la biblioteca de su facultad para seguir estudiando tras tomarse un respiro. Prefieren no identificarse porque aseguran que el grado «está muy mal organizado, debería ser de cinco años como antes», y además «ahora casi se nos juntan los parciales con los finales».

Es lo que toca. El mes de junio es sinónimo de exámenes y tanto quienes van al día con las asignaturas como quienes se dan el «atracón» final pasan nervios y tiran de café más de lo habitual.

Estos días tanto la biblioteca general como las de las distintas facultades están a tope. De hecho la general amplió el viernes su horario para dar servicio de 8.30 horas a 2.30 de la madrugada cuando normalmente cierra sus puertas a las 21.30 horas. Se une así a la sala 24 horas. Y a medida que se acercan las fechas de los finales los estudiantes o cogen sitio de buena mañana o a la hora de comer o se quedan sin silla.

«Yo tiro de cafeína y de todas las bebidas energéticas que puedo porque me toca estar mañana, tarde y noche estudiando y cuando quede una semana ya directamente no duermo», asegura Fede Aguilar, alumno de Nutrición. Todo lo contrario que su compañero de clase Toni Alberola que afirma dormir las mismas horas que el resto del curso y no ponerse nervioso en exámenes. Eso sí, coinciden en criticar «la mala organización de este segundo cuatrimestre porque se nos juntan las prácticas con los exámenes y apenas tenemos tiempo».

A los alumnos de Educación Primaria les pasa lo mismo. «La recta final la afrontamos fatal, estamos agobiados porque se nos juntan las prácticas con los finales, no tenemos casi margen para estudiar tranquilos», explica Ángela Ferrández, mientras sus acompañantes asienten y confiesan «tomar mucho café» esta temporada.

Más autocrítica se muestra Cristina Riquelme, quien recién salida de la biblioteca, admite que «no me he sabido organizar bien para esto. He notado muchísimo el cambio del instituto a la universidad, no me esperaba que fuera tan duro, y me ha pillado el toro». Esta alumna de primero de Filología Hispánica dice resignada que «para el año que viene ya lo sé». Otra que va a prepararse más de un café estos días.