Consultados a finales del año pasado por sus vaticinios para las claves tecnológicas del 2011, algunos gurús sorprendieron ofreciendo dos: el deteching y el offlining. Pero, ¿de qué hablamos?

El deteching –traducible como destecnologización– ya es una corriente. Por ejemplo, dos compañías de teléfonos móviles han presentado hace poco dos spots que insisten en la misma idea: destacar el valor de los celulares para conectar con el mundo real en vez de con el virtual.

El offlining es lo mismo pero aplicable exclusivamente a internet: se trata, por tanto, de desconectarse de la Red. Algo que cada vez tiene más practicantes: los gurús del marketing Eric Yaverbaum y Mark DiMassimo han lanzado Offlininginc.com, una web que hasta el momento ha animado a más de 20.000 personas para que se comprometan a desconectarse de la Red durante un día, una semana o un mes –ellos deciden–. El pasado Día de San Valentín sugirieron a los internautas que practicaran un offlining masivo y así celebrar la jornada de los enamorados con una buena dosis de romance 1.0.

Pero los expertos en tecnología y sus adicciones no creen que el deteching y el offlining trasciendan el mero hecho de ser «movimientos contraculturales poco significativos». Así lo explica Nicholas Carr en Prospect Magazine: «Son como el yoga o los cursos de meditación: iniciativas importantes quizás a nivel personal, pero no particularmente notables a nivel social». Además, Carr se confiesa bastante escéptico respecto a la lucha contra «máquinas del entretenimiento y la distracción como Facebook».

Entre el 10 y el 15% de los españoles, adicto a internet

Estar enganchado a la Red de redes es una forma de adicción que está empezando a sufrirse en España, y es que entre el 10% y el 15% de la población nacional ya es adicta al ciberespacio. EEUU es el país con más prevalencia de este tipo de adicción (donde ya existen centros de tratamiento específicos), seguido de Japón.

En los últimos años las cifras también se han disparado en China. España ha llegado tarde a las nuevas tecnologías, por eso es previsible que los casos vayan en aumento imparable a corto plazo.

Hábitos y comportamientos cotidianos como trabajar, consultar en la Red, ir de compras, usar el móvil o acudir un día al casino están arruinando la vida de demasiados ciudadanos. El 10% de los españoles es adicto al trabajo, y entre el 1,5% y el 3% al juego o a las compras. Lo que suele comenzar como una conducta ocasional va aumentando de frecuencia hasta convertirse en patológica. Las adicciones sin sustancia (también conocidas como psicológicas o comportamentales) son igualmente adictivas que las drogodependencias y tienen consecuencias biopsicosociales similares.

Añadan las redes sociales, también particularmente adictivas para los españoles: los brasileños, los italianos y los españoles son los usuarios del mundo que más tiempo pasan conectados a las redes sociales y a los blogs, un fenómeno en auge al que ya se han unido tres cuartas partes de los navegantes del planeta.

Síntomas psicológicos y físicos de un mal del siglo XXI

Las consultas médicas cada vez reciben más casos de adictos a internet; de hecho, a pesar de ser una enfermedad reciente, de pleno siglo XXI, muchos expertos ya están categorizando una sintomatología relacionada, un conjunto de signos, pistas e indicios que pueden servir para que el enfermo detecte que padece un problema.

Aquí van unos cuantos síntomas: sentido de bienestar frente al ordenador, depresión o vacío cuando no está ante el computador, ansiar más y más tiempo con el ordenador, incapacidad para controlar el tiempo de uso del aparato, problemas con el trabajo o escuela debido al tiempo pasado en la computadora, mentir –a la baja, por supuesto– cuando alguien le pregunta cuánto tiempo se pasa frente al ordenador, ignorar a la familia y amigos... Pero también hay síntomas físicos: síndrome del túnel carpiano, dolor de cabeza por migraña, dolores de espalda, ojos secos, anormalidades alimenticias y alteraciones del sueño.

Para expertos como José María Prieto, profesor titular de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, el tratamiento para los adictos a Internet es sencillo, ya que se trata de cambiar sus esquemas de vida. Pero la verdadera cuestión, asegura, es llegar a saber qué problemas le han llevado a esa situación, ya que tras esta adicción se esconden cuestiones personales más graves.