En vacaciones es frecuente realizar viajes en los que destacan las largas caminatas para conocer cada rincón del lugar, visitar museos, realizar excursiones, etc. Esto hace que los pies sean la parte del cuerpo que resulte más sobrecargada y que las metatarsalgias (dolor en el antepié), ampollas y laceraciones sean las afecciones más comunes. Para evitarlas y poder continuar con la marcha habitual, será necesario utilizar un calzado adecuado y relajar los pies al terminar la jornada. El Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana ha elaborado un decálogo con 10 consejos para evitar el dolor de pies en vacaciones:
Utilizar un calzado adecuado. Éste deberá ser cómodo, fabricado en materiales naturales como la piel, que garantice una buena sujeción del pie, que se adapte a su movimiento y le permita transpirar. Hay ciudades, sobre todo en Europa, en las que las calles están adoquinadas, por lo que es importante llevar un calzado con buena suela que minimice el impacto con este tipo de calzada.
Evitar los zapatos de tacón porque causarán mayor tensión en los músculos, en el aparato locomotor, incrementarán la presión en determinados puntos de la planta del pie y aumentarán las posibilidades de sufrir dolor y rozaduras en la zona.
El calzado debe haberse estrenado con antelación para que se haya adaptado al pie y no provoque laceraciones o ampollas en la piel.
Es muy importante escoger adecuadamente los calcetines. Éstos han de ser de nuestra talla y nunca mayores, algo que ocurre con frecuencia, pues en ese caso se arrugarían y producirían rozaduras. Se recomienda utilizar calcetines de tejidos técnicos que minimizan las molestias, los tradicionales de algodón o de lana que incorporan fibras sintéticas elásticas y permiten que se ajusten perfectamente sin formar arrugas y también el empleo de tejidos como el Coolmax que dejan transpirar perfectamente el pie evitando la sudoración. También es aconsejable escogerlos sin costuras.
Si el podólogo ha indicado utilizar plantillas es importante utilizarlas en las caminatas.
Los pies deben hidratarse a diario porque en una piel nutrida es más difícil que se produzcan rozaduras. Eso sí, se evitará la parte interdigital porque con el calor podría macerar y provocar la aparición de hongos entre los dedos.
Las uñas que no deben estar largas pero tampoco excesivamente cortas, pues se pueden lesionar por rozar excesivamente contra la puntera del calzado. Han de cortarse rectas, sin que queden picos, y no intentar retirar lados de las esquinas porque la carne del borde de la uña ocupará ese espacio «libre» cuando crezca se clavará produciendo los dolorosos «uñeros».
Después de una intensa jornada, es bueno aplicar unos cuidados extra para que se repongan perfectamente para el día siguiente. Un buen ejemplo son los masajes de los pies y los tratamientos antiinflamatorios como, por ejemplo, los baños de contraste.
Si se detectara alguna ampolla, nunca se debe explotar ni retirar la piel porque protege de posibles infecciones. Conviene limpiarla con un antiséptico y dejarla secar todo lo posible al aire sin tapar.
En caso de que apareciera algún callo, dureza u otro tipo de molestia es recomendable acudir al podólogo para que los elimine antes de salir de viaje y pueda tratarlos adecuadamente para evitar problemas mayores que podrían afectar a la marcha al caminar.
