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Tribuna

Pediatría y redes sociales: nuevas tecnologías y nuevas recomendaciones

Los padres deben guiar a los niños en su aprendizaje de internet... si saben más que ellos, claro

¿Qué es internet? La red es como «la calle»... allí encontramos de todo: Centros de salud, tiendas de alimentos, información de expertos y todo esto mezclado con peligros como los accidentes de tráfico, delincuentes y grupos de amigos hablando de temas que desconocen.

Cuando nosotros enfrentamos a nuestros hijos a «la calle» les acompañamos primero, enseñándolos a cruzar, a no coger cosas del suelo y a quien pedir ayuda. Pero cuando inician su viaje virtual y comienzan a tener sus primeros perfiles, algunos padres no saben ni el sobre-nombre que están usando sus hijos.

La realidad es que nuestros menores han nacido ya en la época de internet. Algunos los llaman «gateadores digitales» (antes de sus primeros pasos, han tenido acceso a móviles y han sido entretenidos en «YouTube»).

El proyecto EU Kids Online público en 2011 datos impactantes: Los menores españoles se conectaron por primera vez a Internet con 9 años de media, y los más pequeños bastante antes. El 41% a los 11 años tenía un teléfono móvil y el 42% accedía a la red a solas en su propio cuarto. El 56% de los menores encuestados afirmó tener un perfil propio en una red social.

Estas identidades virtuales suelen iniciarse en entornos de juegos infantiles, «Habbo» o «Club penguin», entretenimientos que asocian un perfil virtual y la posibilidad de chatear con amigos y desconocidos. Tras esto desean compartir imágenes en aplicaciones populares entre los 10 y 14 años, como «Instagram», sumando a la identidad seguidores e incluso el famoso «me gusta». Antes de que finalmente tengan el ansiado «Whatsapp», que requiere línea telefónica pueden usar dispositivos wifi y aplicaciones como «hang-out». Así, cuando llegan «Facebook» y «Twiter», ya son auténticos expertos en uso de redes sociales, aunque saben mucho menos de seguridad y riesgos.

Las nuevas tecnologías de la información y comunicación «T.I.C» tienen enormes ventajas, aumentado el volumen de estímulos intelectuales y conocimientos infantiles: dan acceso a información para los deberes, posibilidad de trabajo en grupo, exposición multimedia y aplicaciones para aprender jugando, etcétera. Simultáneamente exponen a los menores a un tipo nuevo de delincuentes y conductas adictivas: el «grooming» (cuando un adulto en la red intenta manipular la voluntad de un menor generalmente con fines sexuales), el «ciberbullying» o acoso en internet y la «ciberadicción».

Madurativamente, si ya es difícil resolver conflictos entre adolescentes en una comunicación cara a cara, en un chat ese conflicto es inmediato y continuo debido a la conectividad permanente y se agrava por no ver el daño emocional causado, quedando para siempre en internet.

La exposición continuada a estas pantallas corre el riesgo de ocupar el tiempo que es necesario para los juegos y actividades, retrasando el desarrollo motor y potenciando la obesidad.

Tendemos a creer que una cosa es más veraz cuando más se repite. Por eso nuestros adolescentes se propondrán seguir consejos de salud y nutricionales de sus «youtubers» favoritos, aunque la mayoría carecen de fundamento científico.

Las recomendaciones están dispersas (leyes, ayudas de la app, asociaciones pediátricas, psicólogos, unidades de adicción, fuerzas de seguridad, etcétera) y tienden a no ser uniformes, no adaptándose a la cambiante realidad, pero con todas sus limitaciones son muy útiles y se resumen en pocos puntos:

Controlar el tiempo que pasan en la red, potenciando actividad física, relaciones familiares y personales. Evitar que las pantallas sean «niñeras digitales» que los distraen mientras nosotros hacemos otras actividades.

Impulsar el uso de dispositivos en las áreas comunes del domicilio frente al uso privado en el cuarto o durante la noche.

Crear unas normas a seguir siempre que estén en línea: «Nunca des tus datos. Si algo te incomoda, apágalo y avísame. Nunca quedes con alguien que hayas conocido por Internet. No por chatear mucho tiempo con esa persona es un amigo fiable?». Los adultos debemos documentarnos más y a este respecto la web de S.E.M.A. tiene información valiosísima para padres y pediatras.

La mejor manera de evitar los riesgos es acompañar al menor en su viaje por las redes interesándonos por lo que hace en ellas y mostrándole las ventajas y los riesgos, como hacemos cuando le enseñamos a ir solo por la calle.

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