En el año 1990 llegó a CDE el primer láser de colorante pulsado. Por entonces, aquella inversión significaba una apuesta inusual en el sector. Para nosotros era nuestra forma de comprometernos con los pacientes y de ofrecerles los últimos y más eficaces tratamientos disponibles. Una senda que nunca hemos abandonado. Visto en perspectiva, aquellas decisiones son las que nos han permitido ser una referencia en la medicina dedicada a la salud de la piel y su estética en nuestro país durante cuatro décadas.
Aquel primer láser de colorante pulsado -hoy contamos con tres plataformas de láser vascular mucho más evolucionadas- nos sirvió para comprobar los excelentes resultados de esta tecnología en el tratamiento de patologías vasculares (varículas, angiomas, cuperosis, lagos venosos, etc.). En esta ocasión, sin embargo, me voy a centrar en su uso para la eliminación de otras lesiones muy usuales: las verrugas vulgares. La tarea médica que llevo desempeñando más de treinta años y los mecanismos científicos en los que se basa este láser me han demostrado que, sin duda, es el tratamiento más adecuado e inocuo para poder eliminar esta patología.
Las verrugas son lesiones benignas causadas por el virus del papiloma humano (VPH) del que se han descrito más de 100 serotipos diferentes. Se trasmiten por contacto directo o indirecto, sobre todo en casos de rotura epidérmica. Tras el contacto con nuestro organismo, el virus suele producir una infección latente que puede dar lugar, al cabo de uno a tres meses, a las verrugas. Éstas pueden aparecer en cualquier lugar del cuerpo aunque son mucho más frecuentes en áreas expuestas (manos, cara, plantas de los pies, etcétera).
Las ventajas del láser de colorante pulsado para el tratamiento de las verrugas
Además del láser vascular al que me voy a referir, existen varios enfoques médicos para tratar de eliminar las verrugas: ácido salicílico, crioterapia, inmunoterapia, inyecciones intralesionales de bleomicina, escisión quirúrgica, cauterización y legrado, etc. Hasta el momento, no existe ningún tratamiento antivírico específico 100% efectivo para el VPH. En todo caso, como expresaba en anteriores líneas, pienso que, médicamente, la técnica más apropiada -si se dispone de ella- es la utilización del láser de colorante pulsado. Esta tecnología sanitaria nos garantiza la eliminación de la/s lesión/es tras una o varias sesiones, no afecta a la piel circundante y, de este modo, disminuye muy considerablemente el riesgo de cicatrices post-tratamiento. Esta última cuestión es especialmente importante cuando la verruga o verrugas se encuentran localizadas en los pies afectando a la movilidad del paciente. Las verrugas plantares son lesiones dolorosas que aparecen en número variable en las plantas de los pies y que, en ocasiones, se agrupan dando lugar a verrugas en mosaico. La importancia de tratar estas lesiones con láser de colorante pulsado radica en que las eliminaremos sin producir una cicatriz residual. Por lo general, estas cicatrices resultanmuy molestas y dolorosas afectando en muchos casos a la funcionalidad del paciente a la hora de caminar.
El láser de colorante pulsado actúa colapsando los vasos sanguíneos que aportan nutrientes al virus que produce la verruga. Con esta herramienta conseguimos cerrar el conducto de alimentación vascular evitando así su crecimiento y el contagio a otras zonas. Las verrugas situadas en zonas de flexión o alrededor de las uñas requieren normalmente de mayor número de sesiones respecto a las que se encuentran en otras áreas como el dorso de la mano, la cara, o las rodillas. Otra ventaja de este tratamiento es que está indicado en niños y adultos. Cuando las excrecencias son grandes y se considera que el tratamiento puede ser molesto en exceso para el paciente administramos una anestesia local que disminuye el dolor que puede ocasionar la realización de la técnica.
