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El estrabismo debe tratarse siempre de forma precoz

Los síntomas más frecuentes suelen ser ojos bizcos o que no siguen la misma dirección

Enrique Chipont es especialista en Oftalmología Pediátrica y director médico de Oftálica.

El estrabismo debe tratarse precozmente y se trata de un trastorno ocular que consiste en una descoordinación de los ojos que provoca que uno de ellos se desvíe y no sea capaz de enfocar al mismo punto que el otro al mismo tiempo. Según el doctor Enrique Chipont, especialista en Oftalmología Pediátrica y director médico de Oftálica, «cuando un niño presenta un estrabismo, sea de nacimiento o el que aparece de forma espontánea, se debe actuar lo antes posible y de forma personalizada. Si esto es así las posibilidades de corregir la visión y su parte estética son casi totales».

Esta alteración de la motilidad visual es muy frecuente en niños (afecta al 2-5% de la población preescolar), y aunque es normal que se produzcan desviaciones oculares durante el primer mes de vida, si se mantienen después de los seis meses se deben considerar patológicas.

El estrabismo en niños puede ser congénito (está presente en el momento del nacimiento) o aparecer al poco tiempo, y es sumamente importante que se diagnostique y trate de forma precoz para evitar que se acentúe y pueda llegar a ocasionar la pérdida de visión en uno de los ojos. Esta pérdida de visión, conocida como ambliopía u ojo vago, se produce porque el cerebro elimina la información del ojo que se desvía para evitar la visión doble, con la consecuente pérdida de agudeza visual del ojo ignorado.

Por contra, si el estrabismo se produce pasada la edad de desarrollo visual (los 8- 10 años), no provoca «ojo vago». Otras causas de ambliopía son defectos refractivos (la imagen que llega al cerebro no es nítida y el cerebro escoge la visión del ojo con menor defecto refractivo) u otras enfermedades oculares que interfieren en el correcto desarrollo de la visión.

Además de las consecuencias estéticas evidentes, la apariencia de un niño que bizquea, también implica serias alteraciones en la agudeza visual y en la visión binocular, por lo que es necesario llevarlo lo antes posible a un especialista en oftalmología pediátrica para su evaluación y tratamiento. «Antes de los cuatro años, y aunque no existan indicios que hagan sospechar ninguna patología, se debe realizar una exploración oftalmológica completa al niño para descartar cualquier anomalía, ya que el pronóstico es significativamente mejor si el estrabismo se diagnostica y trata precozmente», explica el doctor Chipont.

¿Cómo saber si mi hijo tiene estrabismo?

No se considera patológico que un recién nacido tuerza los ojos de vez en cuando. Sin embargo, a los tres o cuatro meses de vida, un bebé debe ser capaz de enfocar los objetos a los que mira, y sus ojos deben encontrarse alineados. En el caso de padecer estrabismo, los síntomas que pueden aparecer suelen ser, ojos bizcos, ojos que no siguen la misma dirección, ojos que mirando hacía un mismo punto no se encuentran alineados, visión solo en un ojo (esto se denomina ambliopía o también ojo vago) y tortícolis, esto último debido a que el niño adopta una posición anómala para ver mejor.

Tratamiento

Si existe un defecto refractivo asociado al estrabismo, el tratamiento indicado es la corrección óptica (gafas o lentillas), que en algunos casos, por sí sola es suficiente y soluciona la patología. En los casos en que se haya desarrollado una ambliopía, se debe recuperar la visión de ese ojo tapando el ojo sano (oclusión con parche) para hacer trabajar más al ojo «vago». Si a pesar de estos tratamientos persiste la desviación, se realiza cirugía o inyecciones de toxina botulínica para reformar o debilitar los músculos oculomotores, encargados de mover el globo ocular mediante mecanismos de poleas o riendas.

«La intervención trata de acortar o alargar los músculos oculares, tirando o soltando más de un lado o de otro, en función de hacia dónde queremos que gire», explica el doctor Chipont. La cirugía es ambulatoria y no pone en juego la visión, ya que no se interviene en el interior del ojo. Su efectividad es mayor del 90%.

Importancia de la revisión en la infancia

Un diagnóstico tardío es la primera causa de no curación de las enfermedades oculares surgidas en la infancia. Por el contrario, casi todas las patologías que se diagnostican precozmente pueden curarse. Por tanto, las revisiones oculares en edad infantil son cruciales y no siempre se les otorga la importancia que merecen.

Según el doctor, «los chequeos oculares en los niños deben hacerse antes de los seis meses de edad para descartar anomalías congénitas, antes de los 4 años para descartar estrabismo y/o ambliopía y, siempre que pensemos que el niños pueda tener una anomalía ocular. Además, es aconsejable llevar a los niños cada año al oftalmólogo hasta los 8 o 10 años, cuando el sistema visual ya está desarrollado. Siendo muy importante la colaboración entre los diferentes especialistas implicados: pediatras, ópticos y oftalmólogos», destaca el director médico de Oftálica.

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