El pasado jueves me encontraba en un encuentro digital con este periódico, con motivo del Día Mundial del Cáncer, y caí en la cuenta, a medida que iba respondiendo las preguntas, de la imposibilidad de responder, fácilmente en dos líneas, sobre algo tan profundo como es el Cáncer casi sin reflexionar convenientemente.
Por poner un ejemplo, un paciente me contaba una intervención innecesaria ante lo que había sido un diagnóstico erróneo. Puntualizando, a este paciente lo habían operado por un tumor en la vejiga que luego no había sido tal. El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío pero pienso que el paciente en cuestión, sin infravalorar la molestia de la intervención, debería estar satisfecho al ver que nuestro sistema sanitario público o privado (no sabemos dónde lo atendieron) actuó con excelente prevención al abordar el proceso a la mínima sospecha de una atipia en la vejiga. La prevención es fundamental, también en materia de diagnóstico.
Otro paciente me preguntaba sobre el impacto de la palabra «Cáncer». Realmente la gente tiene muchísimo miedo a ese término pero no se da cuenta que hay otras patologías igual de graves (o peores) a las que menospreciamos porque son menos comunes. Hablo de patologías cardiovasculares o neurodegenerativas a las que no se les tiene tanto respeto porque no son tan recurrentes. Hay muchos avances y tratamientos muy selectivos con menos daños colaterales y efectos secundarios.
Recuerdo otra pregunta relacionada con la figura del acompañante del paciente, pieza clave en un proceso oncológico. El importantísimo papel del cuidador tanto para las entidades como para el afectado, pues es él el que va a tener un papel más activo. Hay que recordar que normalmente no se le presupone capacidad de desacuerdo ni de queja. Su opinión parece que no cuenta y es de las que más debería contar.
Expongo todos estos casos por lo que considero actuaciones cruciales que, en el día a día del trabajo del Área de Oncología, pueden caer en el olvido y que en la Clínica Vistahermosa las llevamos a cabo con escrupulosa rigurosidad.
¿Cuáles son estas actuaciones? La agilidad y la rapidez ante posibles complicaciones con desarrollo de protocolos que apoyen y que afiancen la seguridad del paciente; la comodidad y la privacidad del paciente en la instauración de los accesos venosos y con una entrada propia a la unidad sin pasar por todo el hospital; el control y la gestión de los residuos de las quimioterapias (punto fuerte de la unidad porque es protección del paciente, del familiar y, sobre todo, del personal). Y por último, la formación e investigación para estudiantes y futuros profesionales (nacionales e internacionales) así como la de nuestro personal propio.
