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Incidencia del estrés como factor de riesgo del ictus

El riesgo de padecer un ictus no sólo se debe a tener un trabajo estresante, sino a la falta de tiempo para cuidar la salud.

Durante mucho tiempo se ha estudiado la relación entre estrés laboral y enfermedad cardiovascular o cáncer, pero hoy en día, aparecen cada vez más estudios que avalan la relación entre estrés e ictus.

Recientemente un estudio publicado por la revista British Medical Journal mostraba a la luz que los personajes políticos que llegaban al gobierno vivían 2,7 años menos que los políticos que no llegaban a gobernar. Parece ser que existe un envejecimiento acelerado provocado por los niveles de estrés que produce el liderazgo, así lo podemos ver también en entrenadores de fútbol que entrenan a equipos profesionales y están sometidos a mucha presión, cada año los vemos aparecer en televisión con menos pelo y más arrugas.

Pero, ¿cómo podemos saber si nuestro trabajo es estresante? Un estudio publicado en BMC Medicine, afirma haber encontrado una asociación entre la percepción propia del nivel de estrés y sufrir un ictus isquémico. En este análisis, los expertos definen como estresantes los trabajos muy exigentes (presión por plazos límite, demanda psicológica, multitarea...) y poco controlables. Entre el 11% y el 27% de los participantes en los estudios analizados tenían un trabajo considerado de alto estrés y pertenecían al sector servicios.

Pero el riesgo de padecer un ictus no sólo se debe a tener un trabajo estresante, sino a la falta de tiempo para cuidar tu salud. El estilo de vida de cada individuo actúa como factor de riesgo para muchas enfermedades, entre ellas las de tipo cerebrovascular. Uno de los motivos es el tiempo diario que inviertes en desempeñar tu trabajo, olvidando dedicar el tiempo necesario para dormir, alimentarte de forma sana y dejar de hacer otras actividades (por falta de tiempo) que son beneficiosas para tu salud como la práctica de ejercicio habitual, además de los excesos en el consumo de cafeína, alcohol, tabaquismo, etc., que conlleva este ritmo de vida.

El estilo de vida y el tipo de trabajo que tengamos es importante pero también hay que tener en cuenta factores orgánicos que genera el estrés, como es la activación frecuente del sistema nervioso simpático, el hipotálamo, las glándulas pituitaria y adrenal y el aumento de la presión sanguínea, relacionados con la hipertensión y los trastornos metabólicos que conducen al desarrollo de enfermedades cerebrovasculares.

¿Qué podemos hacer nosotros para evitar que el estrés desemboque en un ictus? En el trabajo podemos establecer una lista de prioridades, gestionar el tiempo, planificar tareas poco estructuradas, organizar las fechas tope y controlar la demanda de tareas. A nivel personal podemos intentar hacer pequeños cambios en nuestra rutina diaria, llevando un estilo de vida más saludable, evitando los excesos, comer de un modo sano, practicar ejercicio de forma habitual, descansar las horas necesarias y realizar actividades de ocio.

El escritor, deportista y trader español Josef Ajram tiene una máxima que dice lo siguiente: «Sólo podemos disfrutar de un tercio de nuestra vida ya que el resto del tiempo lo dedicamos a otras cosas, por lo que debemos dedicar 8 horas al trabajo, 8 horas a la persona y 8 horas a dormir, y así, obtendremos la fórmula de la felicidad».

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