Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los excesos se pagan

Ya estamos a mitad de estas fiestas de Navidad. ¿Qué tal si reflexionamos un rato sobre algunos aspectos que pueden afectar a los más jóvenes de la casa, sobre todo en estos días?

Empezamos por las comidas...

Seguro que ya llevamos más de un exceso, porque éstas fiestas se celebran mucho alrededor de una mesa. El ejemplo de los padres va a ser imitado ahora también.

Consecuencias pueden ser presentar problemas digestivos, como los conocidos «empachos», que van a cursar con dolor abdominal, vómitos y alguna diarrea. Precaución, ya que tan malo son los excesos con las comidas como los defectos.

... y seguimos con las bebidas

Una comida siempre viene acompañada de una bebida. En los más pequeños de la casa está claro, la bebida debe ser el agua. Cuando van creciendo ya se inician otros hábitos, hasta el punto de que los niños y adolescentes españoles cada vez consumen más cantidad de las llamadas «bebidas blandas» (zumos, refrescos, bebidas isotónicas..); ojo porque su consumo excesivo se asocia con una disminución de la toma de lácteos y otros productos como frutas o verduras, lo que ocasiona un aporte inadecuado de calcio (fundamental en ésta época de la vida), vitaminas, minerales y hierro.

Tocamos el alcohol

Es conocido que alrededor de la mitad de los adolescentes no ven peligro en el consumo de alcohol (ni en el de tabaco, ni en el de marihuana). La fábula de «a mí no me pasa nada». El consumo de alcohol se ha disparado cada vez en edades más precoces, tanto en chicas como en chicos, no son pocas las veces en que su primer contacto con el alcohol lo han tenido en su propia casa (otra vez el modelo).

Del alcohol hay que tener presente por un lado la calidad (posibilidad de consumo de bebida de «garrafón», que tiene más efecto tóxico) y por otro la cantidad. Se consume más cantidad a lo largo de menos horas; en ocasiones quieren «amortizar» lo que han pagado por una «barra libre».

Si se bebe en alguna ocasión puntual, evitar hacerlo estando en ayunas... y siempre con moderación.

Y nunca se debe conducir si se ha consumido alcohol, ni ir en el vehículo si su conductor ha bebido o tomado otras sustancias. El tributo que se paga al binomio «alcohol y conducción (moto, coche...)» muchas veces acaba en accidente.

Aquí también, los excesos se pagan.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats