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La cardiopatía en el embarazo va en aumento

Hay que tener controlado el embarazo.

La primera causa de mortalidad durante el embarazo y el parto se debe a una patología cardiaca, ya sea congénita o adquirida, según el Registro Europeo ROPAC. Si se analiza más al detalle, dos de cada cien embarazadas pueden presentar complicaciones cardiovasculares durante el periodo de gestación debido a la enfermedad del corazón que padecen.

Gracias a los avances registrados en los tratamientos, las mujeres con patología cardiaca congénita alcanzan en un 85-90% la edad adulta, por lo que en un futuro se prevé un aumento de gestantes cardiópatas. A esto hay que sumar el retraso cada vez mayor en la edad del embarazo, que implica gestantes con más comorbilidades y mayor riesgo de sufrir cardiopatía.

En esta línea, un estudio recién publicado en Revista Española de Cardiología (REC), ha seguido la gestación de 62 mujeres con una media de 30,5 años, principalmente con cardiopatías congénitas (69%), hipertensión arterial pulmonar (13%) y valvulopatías (10%) así como a sus recién nacidos. Las gestantes se clasificaron según una escala de riesgo de complicaciones maternas establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en la cual se tuvieron en cuenta aspectos como la cardiopatía, la consulta preconcepcional, la clase funcional, la medicación anticoagulante según cardiopatía, la morbimortalidad durante la gestación, el tipo de parto y el puerperio. Los resultados demostraron que el 33% de las mujeres se clasificaron en la escala IV de la OMS, lo que supone un riesgo de mortalidad extremadamente alto y , el embarazado se contraindica.

La evolución del corazón

Durante el embarazo, el corazón de la madre sufre cambios fisiológicos que inducen a que el sistema cardiovascular se tenga que adaptar a la nueva situación, y en la mayoría de casos lo hace sin problemas. Así, el gasto cardiaco puede aumentar hasta en un 50%, se incrementa un 30% el volumen sistólico, y la frecuencia cardiaca aumenta de 10 a 20 pulsaciones por minuto. Además, se reduce la tensión arterial, tanto la sistólica (durante las contracciones del corazón) como la diastólica (con el corazón en relajación). Durante el parto, el dolor y las contracciones del útero provocan un aumento de la presión arterial y del gasto cardiaco, y los valores normales no se restablecen hasta haber transcurrido entre ocho y doce semanas tras el parto.

La situación, además, se agrava cuando la mujer embarazada presenta factores de riesgo (tabaquismo, estrés, obesidad, hipertensión arterial y edad avanzada), ya que la posibilidad de sufrir una complicación se incrementa exponencialmente y también su gravedad.

«Lo principal es que las mujeres diagnosticadas de alguna cardiopatía sean valoradas antes de quedarse embarazadas e informadas de los riesgos que puede suponer un embarazo con una patología cardiovascular», considera la doctora Díaz. «Es conveniente que durante el embarazo se vigile periódicamente la tensión arterial, se mantenga una dieta baja en sal, se deje de fumar y se lleve una vida lo más saludable posible, y en el caso del paciente cardiópata, también se deben seguir las indicaciones de un equipo médico multidisciplinar formado de cardiólogos y obstetras principalmente».

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