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Tribuna

El deporte y la artrosis

El deporte y la artrosis

La artrosis es una enfermedad degenerativa en la que se produce una destrucción progresiva de una articulación. El cartílago articular se desgasta produciendo dolor y limitación funcional. Son muchos los estudios que han relacionado la práctica de la actividad física o deportiva con el desarrollo de artrosis, especialmente de rodilla, cadera y columna lumbar. Si analizamos esos estudios detenidamente, llegamos a la conclusión que no es el deporte en sí el factor precipitante de artrosis, sino las lesiones que se producen en dicha práctica, las que actúan directamente como factor generador de artrosis.

Hoy en día son muchos los médicos que siguen recomendando a sus pacientes que abandonen su práctica deportiva y nada más lejos de la realidad. No sólo el deporte se ha visto beneficioso para el buen control del peso, la salud cardiovascular, la autoestima, la calidad del sueño, los reflejos, la resistencia y la fuerza muscular, sino también tiene un factor protector de desarrollo de artrosis. Realizando una actividad física regular mejoramos nuestra capacidad articular y ya hay estudios que relacionan la práctica deportiva regular con la prevención de la artrosis.

¿Puedo prevenir las lesiones?

No podemos suprimir los riesgos pero sí minimizarlos. Realizando un estudio articular y condral, un test de la marcha y apoyo, un programa específico de estiramientos y calentamiento articular, e incluso un test genético para predecir la velocidad de progresión del deterioro articular, todo esto junto con un tratamiento específico condroprotector y ayudado con infiltraciones de factores de crecimiento, podemos reducir al mínimo los riesgos de daño articular y su progresión a la artrosis.

¿Y qué pasa si me lesiono?

Ante la más mínima molestia si esta se hace regular se debe consultar con un médico especialista. Son muchas las lesiones en el deportista que mal tratadas o dejadas sin tratar evolucionan a una lesión mayor generadora de artrosis.

Hoy en día tenemos a nuestra disposición muchos tratamientos tanto quirúrgicos como no quirúrgicos, que nos permiten de forma poco agresiva, tratar la lesión.

El avance de la artroscopia nos ha permitido que en casos de fracaso de un tratamiento conservador, podamos entrar directamente en la articulación sin dañar las estructuras más superficiales y revisar por completo dicha articulación mediante ópticas e instrumental específico, tratando la lesión sin dañar las estructuras sanas de alrededor. No sólo estamos realizando la artroscopia de casi todas las articulaciones; como la artroscopia de rodilla, hombro, codo, muñeca y tobillo. Si no, con la formación adecuada, somos capaces de explorar y tratar mediante técnica artroscópica un tendón, técnica llamada tenoscopia o tendinoscopia, e incluso un espacio no articular. Ello permite poder tratar un ganglión, una tendinitis de peroneos, un espolón, una tendinitis de Aquiles, una bursitis de cadera e incluso un túnel carpiano, entre otras muchas patologías.

El cualquier caso, cuando la lesión deportiva aparece, no hay que perder la ilusión de poder volver a realizar aquel deporte que tanto nos aporta a nuestro estilo de vida y salud física y mental. Las técnicas mínimamente invasivas y artroscópicas en manos expertas permiten que en un tiempo sorprendentemente corto el paciente pueda estar realizando su actividad deportiva. Y olvidarse de consejos de la vieja de escuela como «tu deporte a partir de ahora será comer palomitas en el sofá».

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