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Tribuna

En la boca, prevenir es siempre más sano

En la boca, prevenir es siempre más sano

Gran cantidad de los problemas de salud de la boca se podrían evitar o aminorar siguiendo unas sencillas pautas basadas en la prevención. Conviene insistir en la idea que apuntada en el título y añadirle un matiz: en la boca prevenir es siempre más sano y, por lo general, resulta más barato.

La boca participa activamente en el proceso respiratorio, es el comienzo del aparato digestivo con la masticación de los alimentos, tiene un papel sensorial a través del sentido del gusto, actúa como una herramienta casi imprescindible en nuestra comunicación y representa una parte esencial de nuestro rostro o, lo que es lo mismo, juega un notable papel en la configuración de nuestra imagen personal.

En salud oral prevención significa anticiparse a la presencia de enfermedades en la cavidad bucal. Por tanto, cabe responder a una sencilla pregunta: ¿cómo conseguiremos este objetivo? La respuesta, basándome en mi experiencia como odontóloga, es más sencilla de formular que de llevar a la práctica. Las bases son simples:

Higiene y cuidados cotidianos adecuados.

Diagnóstico precoz y control de los factores de riesgo de cada paciente.

Sobre el primer punto apuntaré la idea de que una correcta higiene de la boca desde la infancia es la mejor base para prevenir un buen número de patologías futuras. Limpieza tres veces al día, usos del hilo dental, buena técnica de cepillado, etcétera, siempre sin olvidar que los primeros responsables del cuidado de las bocas de nuestros hijos somos los padres.

Sobre la segunda cuestión, hay que apuntar que para poder tener un diagnóstico precoz deberíamos ir desde una corta edad y con regularidad al odontólogo. La boca de cada persona es distinta, tan diferente como las huellas dactilares que sirven para identificarnos. Esta reflexión no es insustancial. Refleja una de las bases fundamentales de la odontología moderna: la personalización. La cavidad oral se conforma desde nuestro nacimiento como un rasgo distintivo más de nuestro cuerpo. Un análisis odontológico concienzudo va a poder determinar la funcionalidad, operatividad presente y futura, y la propensión de nuestra boca a sufrir anomalías. Un estudio completo, ya que en la boca no solo hay dientes, también tenemos periodonto, encía libre y queratinizada, glándulas salivales, lengua, hueso, músculos que nos permiten los diferentes movimientos -los maxilares, los senos paranasales-, la ATM (Articulación temporomandibular), etcétera. Todo debe examinarse para poder llegar a un correcto diagnóstico, para elaborar un plan de prevención. Evaluar la correcta masticación, el equilibrio oclusal entre las piezas dentales superiores e inferiores, la apertura bucal, la presencia o no de ruidos articulares, etcétera.

Ortodoncia y prevención buco-dental

Muchos de estos estudios y análisis de nuestra boca entroncan directamente con una de las especialidades de la odontología más popular: la «ortodoncia». Frente a la extendida creencia de mucha gente, el profesional de la ortodoncia no se encarga de la estética de los dientes; al menos, ese no es su cometido principal.

Desde el punto de vista de la prevención los tratamientos de ortodoncia son fundamentales. Una correcta mordida, unos dientes alineados, son la mejor garantía de una boca saneada. O dicho al revés, no tratar patologías oclusales, no abordar la masticación a tiempo, no tratar al amontonamiento de piezas puede ser el principio de numerosas patologías estomatológicas.

Un tratamiento de ortodoncia puede salvar y mejorar la salud de nuestras piezas dentales, de nuestras encías, e incluso, de nuestro sistema digestivo al permitirnos una masticación más eficaz de los alimentos. Un camino que comienza desde la infancia. Es necesario que el ortodoncista controle la correcta erupción de los dientes, la colocación del maxilar, la mordida, etcétera, para evitar complicaciones en el desarrollo de los niños. La ortodoncia puede corregir muchos problemas frecuentes del periodo de desarrollo y erupción dental (tanto en dientes de leche como en los definitivos) y los problemas de los huesos, maxilar, etcétera. En adultos tiene un punto de partida diferente. Aunque uno de los principales motivos por los que los adultos deciden someterse a una ortodoncia es la estética, lo importante debería ser lograr una dentadura sana y bien colocada; optimizar el funcionamiento de la boca y resolver los problemas estructurales evitando tratamientos futuros más complejos. En definitiva, la base de la odontología mínimamente invasiva es la prevención.

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