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La mayoría de la población española no alcanza los valores medios de ingesta alimentaria

Un estudio analiza las costumbres y grupos de alimentos predominantes

Los estilos de vida de la sociedad actual, incluidos los hábitos alimentarios, han sufrido un cambio radical a lo largo de los últimos 50 años, tendiendo a una carta de alimentos cada vez menos variada a la vez que se han centrado en un dieta de carácter más occidental. Una transformación a la que no ha sido ajena la población española, la cual se ha ido alejando de manera paulatina de la tradicional Dieta Mediterránea.

Este proceso ha ido acompañado de sustanciales cambios tanto en la alimentación como en la actividad física, y el estilo de vida, circunstancias que pueden acarrear consecuencias negativas tanto en la población actual como en la futura. Prueba de ello es el dato que apunta a que el sobrepeso y la obesidad afectan a más de la mitad de los adultos y a cerca del 30% de los niños y adolescentes.

Durante los últimos años se han realizado numerosas y muy valiosas encuestas alimentarias, aunque ninguna de ellas se ha centrado de manera conjunta en la ingesta y gasto de energía. En este sentido el estudio científico ANIBES (Antropometría, Ingesta y Balance Energético en España) presenta por primera vez un diseño ajustado para poder analizar el balance energético. Este trabajo se ha centrado en determinar la ingesta de energía en una muestra representativa de la población española según edad y sexo, así como en identificar aquellos alimentos y bebidas más recurridos. Un panorama que ha variado de manera sustancial si se compara con los registros obtenidos en diferentes encuestas alimentarias y dietéticas confeccionadas en nuestro país desde 1964.

Alimentación desequilibrada

Entre las principales conclusiones que se pueden sacar de este análisis es que la población española tiene actualmente un perfil de ingesta de energía desequilibrado, destacando datos como un 16,8% de porcentaje tanto de ácidos grasos monoinsaturados como de proteínas, éste último por encima del límite recomendado. En consonancia con otras encuestas realizadas en nuestro país, constata una tendencia a la disminución de la ingesta de energía en consonancia con un patrón similar en la mayor parte de países europeos. Unos valores medios recomendados a los que tan solo llegan los niños y niñas de entre 9 y 12 años según este estudio.

De esta manera, el estudio desmenuza con precisión la ingesta diaria a nivel general así como de manera específica por grupos de edad (niños 9 a 12 años, adolescentes 13-17, adultos 18-64 y mayores 65-75). Un escenario combinado con 16 grupos alimentarios básicos, dividido en un total de 29 subgrupos como consecuencia de la gran diversidad de productos alimenticios existentes. Los cereales y sus derivados (pan, bollería y pastelería, pasta...) con un 27,4%, encabezan la lista de grupos alimentarios, seguidos de la carne y sus derivados con un 15,2% y los aceites y grasas con un 12,3%.

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