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Un dolor difícil de calmar

El tipo que da más problemas es el neuropático, asociado a diversas dolencias

Hoy se celebra el Día Mundial contra el Dolor. Dentro de los diferentes tipos de dolor el más complicado de comprender y controlar es el neuropático, un síntoma propio de múltiples enfermedades neurológicas, dado que engloba diferentes etiologías, mecanismos fisiopatológicos y manifestaciones clínicas.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que la prevalencia del dolor neuropático se situaría entre un 0,6 y un 1,5% de la población -a pesar de que algunas fuentes señalan que podrá ascender al 8%-, lo que significa que entre 300.000 y 600.000 personas en nuestro país sufren esa dolencia.

«El dolor neuropático se define como un dolor iniciado o causado por una lesión o disfunción del sistema nervioso y como un síntoma que puede ocurrir en diversas enfermedades del sistema nervioso central o periférico», explica el doctor José María Gómez Argüelles, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología. «Se trata, además, de un dolor que con frecuencia es difícil de abordar porque su tratamiento es diferente al del dolor nociceptivo, ya que no responde a analgésicos convencionales ni a antiinflamatorios».

Aunque en la actualidad se dispone de diferentes tratamientos para el dolor neuropático, lo que permite que aproximadamente el 50% de los pacientes consiga reducir en casi un 30-40% su dolor, en muchas ocasiones estos pacientes son refractarios, lo que hace necesario seguir investigando en nuevos tratamientos o probando otros ya existentes que, por su utilidad en otras patologías, podrían ser eficaces. Actualmente se estima que entre un 40-70% de los pacientes con dolor neuropático aún no han conseguido un control completo del dolor.

Teniendo en cuenta que el cuadro de dolor neuropático dura más de 12 meses en más del 65% de los pacientes no es de extrañar que el 85% de los pacientes presenten un deterioro significativo en su calidad de vida. Además, se asocia de forma muy frecuente a la ansiedad (63%) y a la depresión (56%) y motiva una alta demanda de consultas médicas.

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