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El infarto de miocardio y la rehabilitación cardÍaca

Nadie quiere tener un infarto de miocardio, pero desgraciadamente las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo. ¿Qué quiere decir esto? Pues muy sencillo, que todos conocemos algún familiar directo, o amigo, que ha padecido una angina o un infarto alguna vez. No todo son malas noticias porque afortunadamente hoy sabemos que un modo de vida saludable, con ejercicio y dieta adecuada, la mediterránea es un muy buen ejemplo, y con un seguimiento médico de los principales factores de riesgo como el colesterol, diabetes, hipertensión, tabaquismo etcétera, pueden evitarse muchos casos.

A todos nos gustaría que nos aseguraran que no tenemos posibilidades de sufrirlo pero ningún profesional serio debería hacerlo. Lo que sí puede un profesional especializado, con experiencia, es marcar unos objetivos de control de los factores más influyentes de cada individuo, para prevenir la aparición de infartos o anginas. Esta prevención primaria, que es como se denomina, es necesaria para todos, especialmente a partir de los 40-50 años ya que uno de cada tres serán diabéticos, casi la mitad hipertensos y algunas de las personas sin síntomas deberá prescribírsele cambios de estilo de vida para controlar los niveles de colesterol. Por supuesto, si el médico lo considera necesario, podrán añadirse tratamientos con pastillas para un mejor control de los factores de riesgo; no podemos olvidar que el médico al prescribir valora el riesgo de la toma de un fármaco y el beneficio de su toma. A veces los cambios de hábitos no son suficiente aunque siempre indispensables.

¿Y qué pasa cuando alguien sufre un infarto? ¿Es un fracaso de la prevención primaria? Seguro que se pudo hacer algo más, pero no hay que quedarse de brazos cruzados lamentándose. Hay que afrontar lo ocurrido, valorar qué puede mejorarse, cómo aumentar nuestro ejercicio diario, cómo mejorar la alimentación y tomar las medicaciones ahora sí indispensables para evitar recaídas. ¿Y todo esto debe afrontarlo uno solo? Si es así las posibilidades de alcanzar los objetivos será baja. El enfermo debe saber que dispone de profesionales de múltiples disciplinas como la Cardiología, la Medicina de Familia, enfermería, fisioterapia y psicología que trabajando en equipo en las denominadas Unidades de Prevención Secundaria y Rehabilitación Cardiaca se dedican a dirigir, ayudar y vigilar la evolución en los primeros meses tras el infarto. Las charlas formativas, los programas de ejercicio individualizados y las consultas cardiológicas dirigidas a la prevención y a la detección precoz de recaídas son fundamentales en estos primeros meses. Está demostrado que estos programas reducen un 20% los nuevos infartos y su mortalidad. Desgraciadamente no son tan conocidas como otras disciplinas de la Medicina y, por eso, es nuestro deber darla a conocer y ofrecerla en los mejores hospitales.

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