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Tribuna

La vigilancia activa contra el cáncer de próstata

En muchas ocasiones las soluciones drásticas y radicales no son necesarias

Cuando una persona es diagnosticada de cáncer el impacto emocional que sufre es difícil de controlar. Hasta los más fuertes se ven afectados y en muchos casos los pensamientos negativos afloran y salen a la luz. Esto desencadena una búsqueda desesperada para encontrar una solución rápida y eficaz, con el objetivo de hacer desaparecer el problema de nuestra vida.

Pero la realidad es que en muchas ocasiones esas soluciones drásticas y radicales no son tan necesarias.

Las informaciones sobre tratamientos contra el cáncer de próstata están por todas partes. A los pacientes se les ofrece una desconcertante variedad de opciones de tratamiento: la cirugía, la criocirugía, terapia de protones, los robots en la sala de operaciones.

Mientras que el cáncer de próstata es la segunda causa de mortalidad por cáncer en el sexo masculino, la gran mayoría de los hombres que son diagnosticados de cáncer de próstata no mueren de su enfermedad. De hecho, dos grandes ensayos clínicos recientes, realizados en el Sloan Kettering Center sobre pacientes varones que padecían cáncer de próstata, han concluido que un tercio de todos los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata lo eran de bajo riesgo y de ellos sólo un 3% iban a fallecer de esta enfermedad después de 12 años de haber sido diagnosticados.

Es decir muchos de los casos diagnosticados probablemente no van a necesitar nunca un tratamiento médico pues la probabilidad de sufrir la enfermedad es muy baja.

Por tanto, refiriéndonos al cáncer de próstata, el enfoque que actualmente se está intentando seguir es el de identificar aquellos pacientes que aun habiendo sido diagnosticados de esta enfermedad son pacientes de muy bajo riesgo y que por tanto someterlos a intervenciones quirúrgicas agresivas o tratamientos como la radioterapia, solo les reportaría la posibilidad de padecer los efectos secundarios de estas técnicas que en ocasiones son realmente muy desagradables sin obtener ningún beneficio para su salud.

Vigilancia activa

Este nuevo enfoque es lo que denominamos Vigilancia Activa. La vigilancia activa se trata de un programa dinámico que busca identificar a los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata de bajo riesgo y hacer un seguimiento cuidadoso para ir comprobando la posible evolución de este tipo de tumor.

Es decir no se trata de «no hacer nada», lo que se pretende es no hacer tratamientos agresivos que no vayan a beneficiar la salud del paciente y por contra puedan provocar efectos secundarios indeseables. Por otra parte si durante el control de estos pacientes el tumor fuera progresando, inmediatamente se recurriría a los medios convencionales de tratamiento que actualmente disponemos.

Cada vez más, disponemos de medios de diagnóstico que nos permiten identificar a los pacientes de bajo riesgo que pueden beneficiarse de esta actitud conservadora. Entre estos métodos el estudio del genoma será probablemente el paso decisivo para predecir el paciente que debe ser tratado y cuál no.

En un ambiente sanitario donde prima la tecnología y muchas veces el empuje de las marcas comerciales el «no hacer nada» se puede convertir en el tratamiento más adecuado para todos.

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