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Tribuna

Si aún no tiene dientes, ¿puede masticar?

Los bebés usan las encías cuando aún no han desarrollado las primeras piezas dentales

Los movimientos masticadores reflejos aparecen entre el séptimo y el noveno mes.

Cuando a los 7-8 meses digo en consulta que pueden empezar a darle trozos de pan o un plátano a trocitos, muchas madres me contestan asombradas:

¿¡Ya!? ¡Pero si no tiene dientes!

Con una amplia sonrisa les contesto: No pasa nada, los bebés mastican con las encías. No hace falta que tengan dientes para comenzar con trocitos.

¿Y por qué a los 7 meses y no empezar antes? La razón es sencilla. ¿Os habéis fijado alguna vez como si les ofrecemos un trocito o incluso una cucharada de una papilla a un bebé de 3-4 meses, este saca la lengua y lo tira todo?

Le he dado a probar un poco de papilla de frutas e inmediatamente ha sacado la lengua y lo ha tirado, comentáis decepcionadas.

No es que no le guste, como me decís muchas. Es el reflejo de extrusión presente hasta los 4-5 meses de vida. Ese es el motivo por el que todo bebé por debajo de esta edad, al notar algo más o menos sólido en su boca, lo expulsará con la lengua automáticamente. Puro instinto de supervivencia para no atragantarse.

Los recién nacidos están preparados para deglutir líquido desde el mismo instante en el que nacen, sin embargo, el reflejo de extrusión les impide tragar o masticar alimentos más sólidos hasta los 5 meses o más.

Su cerebro va madurando: sujetarán la cabeza, comenzarán a mantenerse sentados, serán capaces de reírse a carcajadas (¡qué mágico momento!) y a los 7-9 meses estarán preparados para masticar.

Los movimientos masticadores reflejos aparecen entre el séptimo y el noveno mes. Debemos ayudarles en ese proceso y ofrecerles trocitos blandos y observar cómo se manejan. Con dientes o sin ellos, si les enseñamos, aprenderán.

Mastican con las encías. Saborean con la lengua y en el caso de mis hijos, hasta ponían los ojos en blanco del gustito que les daba probar el jamón de york con un poco de pan y aceite.

Así que pierde el miedo, no pretendas darle triturados hasta que sea capaz de pedirte un bocata en tres idiomas. Siéntate a su lado, ofrécele trocitos y obsérvale. Si se desenvuelve bien y encima disfruta, ¡adelante! Si por el contrario con 7-8 meses lo ves un poquito perezoso e incluso hace ademán de atragantarse; haz un paréntesis y el mes que viene lo vuelves a intentar.

¡Ánimo!

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