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Preparar los pies para el verano

Eliminar las durezas, hidratación y realizar una revisión, claves para «destapar» los pies

De cara al verano, se aconseja visitar al podólogo para detectar a tiempo posibles patologías. información

Con la llegada del calor, los pies se destapan y pasamos de utilizar un calzado cerrado a otro descubierto. Este cambio puede ir acompañado de molestias en los pies por posibles rozaduras, fricciones, sobrecargas por utilizar sandalias que no sujeten bien el pie, etc. Para evitarlo, es fundamental prepararlos adecuadamente y escoger correctamente el calzado.

Desde el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) se recomienda antes de «destapar» los pies visitar al podólogo para detectar a tiempo posibles patologías, él eliminará las durezas de la planta y de los talones y empezará el tratamiento de hidratación, que en verano será mayor porque los pies no están protegidos como en el invierno por el calzado y los calcetines.

Es muy importante que sea el podólogo el que realice esta tarea porque eliminará las durezas o las grietas de tus talones de la forma más adecuada pensando siempre en la salud de tus pies. Esto es especialmente relevante en el caso de las personas diabéticas con las que hay que seguir unos protocolos adecuados porque, si se eliminan de forma incorrecta, podría provocarse una úlcera en el pie.

Además, el especialista cortará las uñas en recto y no se limarán demasiado redondas porque, al crecer se clavarían en los laterales de los dedos.

Por último, recomendará una crema adecuada para masajear e hidratar los pies diariamente evitando el espacio entre los dedos porque podría macerar la zona y propiciaría la aparición de hongos y grietas.

Labor de mantenimiento

Una vez visitado al podólogo, el ICOPCV recomienda realizar un mantenimiento de los pies que consistirá en:

Además, hay que prestar especial atención al calzado y escogerlo pensando en la salud de los pies. Por este motivo, hay que reservar el uso de chanclas únicamente para espacios húmedos como piscinas o la playa porque al ser demasiado planas y no sujetar el pie pueden provocar engarramiento de los dedos y dolor en la planta y el tobillo.

Tampoco hay que abusar del uso de bailarinas y de deportivas. Las primeras son también demasiado planas y suelen tener puntas estrechas que aprietan los dedos pudiendo provocar la aparición de dolorosos callos. En el caso de las deportivas, hay que limitar su uso y no utilizarlas de forma habitual porque podrían provocar sudoración excesiva y aparición de hongos.

El calzado más aconsejable es el que permita transpirar el pie, esté fabricado con fibras naturales, sea flexible y lo sujete adecuadamente evitando engarramiento de los dedos y posibles torceduras.

Por último, ante cualquier lesión que aparezca en el pie (cambios de color en las uñas, olor desagradable, dolor en los dedos, la planta, el talón, etc.) debemos consultar al podólogo, especialmente si produce dolor o picor porque podría tratarse de un callo, hongos o ser una verruga plantar y tratarlos lo antes posible para evitar consecuencias mayores.

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