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La psoriasis del príncipe de Persia

«La piel es uno de los mejores indicadores del estado mental y emocional de una persona», afirma el doctor Leandro Mena

El cerebro y la piel comparten hormonas, neurotransmisores y receptores.

En el año 1200 a.C. el príncipe de Persia fue diagnosticado con psoriasis producida, según su doctor, por la ansiedad de heredar el trono. Actualmente, la neurociencia ha demostrado que el cerebro y la piel no sólo están relacionados sino que comparten hormonas, neurotransmisores y receptores.

La conexión entre mente y piel hace que uno se ruborice al sentir vergüenza, le suden las manos por nervios, salgan ronchas por estrés, acné por ansiedad o picores por depresión. Y es que de acuerdo con datos del Hospital de Rehabilitación Neurológica Casaverde Mutxamel, entorno al 40% de pacientes con problemas dermatológicos, presentan a su vez problemas de estrés o psicológicos. No en vano la piel es uno de los mejores indicadores del estado mental y emocional de una persona.

Conexión entre piel y mente

Pero de la misma forma en que muchas veces la piel nos dice cómo se siente una persona (a través del rubor, de la forma en qué se eriza su vello o le sudan las manos), también ocurre a la inversa. En ocasiones el estado emocional de una persona agudiza sus problemas dermatológicos, como la sequedad o el eritema. Incluso se dan casos en los que una enfermedad dermatológica deriva en problemas psicológicos, como la depresión por un acné acusado siendo adolescente. «Muchas veces no nos damos cuenta, pero el acné es causa directa de fracasos escolares vinculados a los complejos que provoca en muchos jóvenes», afirma Leandro Mena Roy, médico del Hospital de Rehabilitación Neurológica Casaverde Mutxamel.

El mayor problema ocurre cuando el paciente no asume que su trastorno dermatológico tiene su origen en alteraciones psicológicas. «Este caso se nos presenta con frecuencia en los pacientes con daño cerebral en la fase aguda y de rehabilitación donde les cuesta más adaptarse, por las diversas patologías y limitaciones que padecen como secuela de un Ictus. Por ejemplo: trastornos de deglución, alteración de la marcha, problemas del lenguaje, incontinencias, etcétera. Por estos motivos suelen presentar de forma más marcada labilidad emocional y estados de depresión, los cuales repercuten en la salud de su piel. Es fundamental acercarse al paciente desde una visión multidisciplinar para valorar no sólo los déficits que presenta sino su estado anímico, escuchándole y comprendiéndole. En Casaverde, único hospital monográfico de rehabilitación neurológica en la Comunidad Valenciana, se llevan a cabo avanzadas terapias de rehabilitación, en las que el trabajo neuropsicológico es fundamental», afirma el doctor Leandro Mena Roy.

Y es que la piel y el estado mental a menudo forman parte de un mismo círculo que se retroalimenta. Muchas de las enfermedades cutáneas más comunes no son contagiosas, pero quienes las padecen experimentan el rechazo de la gente, lo cual provoca ansiedad o depresión, y a su vez ese estrés ocasiona nuevos brotes de la enfermedad. «Es por ello, que además de los tratamientos farmacológicos y las terapias prescritas por el Equipo Médico y Multidisciplinar de Casaverde Mutxamel incluyen técnicas de relajación, actividades de ocio y risoterapia», remarca el doctor Mena Roy.

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