Llega el invierno y si bien disminuimos nuestras horas de playa, al mismo tiempo aumentamos el uso de las piscinas, por lo cual deberemos seguir algunos consejos para mantener una correcta higiene ocular.
Cuando acudimos a una piscina, tenemos dos factores principales a considerar; por un lado evitar el riesgo de que nuestros ojos se irriten por sustancias que se encuentren en el agua y por otro lado evitar que seamos nosotros mismos la fuente y origen de diseminar dichos productos irritantes en el agua.
Para mantener unas piscinas en condiciones, el agua de las mismas tiene que contener cloro, el cual si bien es necesario para mantener dicho agua limpia de impurezas y sin riesgo de infecciones, por otro lado es un agente irritante para nuestros ojos, piel y en general vías respiratorias. Así es importante que el agua haya sido debidamente tratada siguiendo controles adecuados para evitar los problemas que un tratamiento inadecuado nos pudiera causar, especialmente de irritación ocular, picores, etc? También debemos considerar que a veces, sobretodo en recintos cerrados, esta irritación por los productos antisépticos se acrecienta en el ambiente, lo cual hace que el aire del recinto deba disponer de mecanismos de renovación con cierta frecuencia, o al menos que ventilemos con cierta periodicidad el aire ambiente.
A pesar de ello, el empleo de unas gafas de buceo puede ser sumamente útil para evitar cualquier irritación en nuestros ojos por las impurezas que pueda llevar el agua y/o el aire.
Por otro lado, como decíamos, es importante que no seamos nosotros mismos los que introduzcamos factores de posible irritación o contagio en el agua y para ello siempre antes de entrar en la piscina deberemos realizar una ducha previa, pues así evitaremos añadir al agua restos de suciedad depositada en la piel o en la cabeza, cremas o sustancias de cosmética, etc? pues todo esto son factores añadidos que se disolverían en el agua y podrían afectar a todas las personas que compartan esa piscina, incluidos nosotros mismos.
Si a esto sumamos el empleo de un gorro de baño que disminuirá el riesgo de diluir en el agua productos de higiene personal cosmética como colonias, champús o jabones para el pelo, etc...
Una medida higiénica básica es enseñar a los niños que deben hacer uso de los servicios de la piscinas antes de bañarse, para evitar que la orina se mezcle con el agua, otro potencial irritante para nuestros ojos.
Ni que decir tiene que es trascendental que si padecemos alguna enfermedad potencialmente contagiosa, evitemos hacer uso de piscinas mientras el problema no esté resuelto para evitar los riesgos de contagio.
Debemos tener en cuenta que a pesar de todos los cuidados y tratamientos del agua, existen bacterias que no son eliminadas por el cloro, por lo cual tendremos que ayudarnos de medidas de protección adicional y para ello nada mejor que acostumbrarnos a darnos una ducha tras acabar el baño e igualmente a lavar nuestros ojos mediante la instilación de unas gotas de lágrimas artificiales o suero, con lo cual ayudaremos a eliminar los posibles irritantes o agentes bacterianos y víricos que queden sobre la superficie de nuestra piel y de nuestros ojos, así como si tenemos la posibilidad de instilar dichas gotas frías (conservándolas en casa en el frigorífico), tendremos un efecto descongestivo añadido que eliminará de forma natural esa molesta rojez de los ojos que en ocasiones se produce a pesar de los cuidados antes mencionados.
En resumen, si acudimos a piscinas donde tengamos constancia que el agua ha sido debidamente tratada y se cuida el entorno, seguimos unas medidas higiénicas básicas en sociedad, tenemos precaución de ducharnos antes y después del baño y empleamos medidas de protección como gorros y gafas de buceo y además utilizamos las lágrimas artificiales tras el baño, seguro que podremos disfrutar de nuestras piscinas sin riesgos añadidos y pasar un buen invierno.
