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¡Pañales fuera!

La retirada definitiva del pañal o control de esfínteres es un motivo frecuente de consulta

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Debemos saber que el momento adecuado para quitar el pañal a un niño no es el mismo para todos ya que no sólo depende de la edad si no también de su nivel de desarrollo psicomotor. La mayoría de los niños suelen conseguirlo alrededor de los 2 años pero hay niños que tardan más y no por eso significa que tengan algún otro problema más importante.

El niño debe empezar por reconocer tanto las partes de su cuerpo como todo lo que en él acontece. Por eso hay que familiarizarse con los términos de pipí, caca, vater, orinal. Tenemos que ayudar al niño a tener consciencia de sus necesidades y de si tiene ganas de ir al baño, por eso cuando veamos señales claras debemos preguntarle «¿te estás haciendo pipi?, ¿Quieres hacer caca?».

Es importante también enseñarles la diferencia entre estar limpio y seco, o sucio y mojado y nunca reñirle si se ha hecho pipi o caca encima sin avisar.

Los niños viven según sus propias experiencias; por mucha teoría que les intentemos dar, si no han vivido esa experiencia, difícilmente la van a asimilar. Si se queman el dedo con una cafetera, no intentarán tocar la cafetera de nuevo, al menos no lo harán en una buena temporada. Con el pipi ocurre algo similar: para saber que es «hacerse pipí», antes deben hacerse pipí encima, sin pañal y sentir la humedad y el charco en el suelo. En ese momento serán conscientes de lo que ocurre si no avisan. Con el paso de los días (en la mayoría de las veces, muy pocos días), ellos ya son capaces de «escuchar» las señales de su cuerpo: «tengo ganas de hacer pipí, si no aviso, me hago pipí encima y me mojo el pantalón...)». Todo esto es un proceso en el que debemos tener paciencia.

¿Cómo podemos ayudarle?

Compraremos un orinal (si le damos la oportunidad al niño de elegirlo, mejor) y se lo presentaremos como algo estupendo y «de niños grandes». Dejaremos que el niño se vaya familiarizando con él, que se siente (aunque sea vestido), que vea que no pasa nada. Mi experiencia es que hay niños que no quieren saber nada del orinal, no insistáis, los hay que prefieren empezar directamente en el váter. En estos casos podéis comprar un adaptador.

Aprovechad las ocasiones en las que los papas (o hermanos) vais al baño para que os vean; para que ellos mismo comprueben que es algo normal y natural y que «no pasa nada». Enseñarles a utilizar la cisterna y que ellos mismos comprueben como se lo lleva todo el agua... («Adiós caca, adiós!») Aunque resulte extraño, los niños de esta edad son muy reacios a desprenderse de su caca; les gusta hacerla en el pañal, es como parte de ellos y si tienen que elegir entre hacerla en el pañal, que venga mamá y le limpie el culito a sentarse sobre algo raro y dejarla caer por ahí... la opción es clara.

Intentad que el niño se siente en el orinal sin pañales. Sin prisas ni esperar resultados inmediatos, pero si sucede, mostrar alegría y satisfacción.

Debemos enseñar a nuestros niños a «escuchar» las señales de su cuerpo. Preguntad al niño durante el día ¿tienes ganas de hacer caca? para llamar su atención. Si vemos que tiene ganas, le llevaremos al baño, le ayudaremos a quitarse la ropa y esperaremos un rato allí sentados. Lo haremos sin forzar y durante el tiempo que el niño considere. Alabaremos el éxito, pero nunca debemos criticar si no lo ha conseguido. («Bueno, tranquilo; esta vez no ha salido. La próxima vez seguro que lo conseguiremos!!»).

Es muy importante reforzar los pequeños logros que vayamos obteniendo «ya eres un niño grande», «Lo haces tan bien como lo hace mamá», «¡Lo has hecho tú solito!»). Es muy estimulante para ellos las pegatinas sobre un mural que podemos poner en el baño, cada vez que lo consiga.

Debemos intentar sentarle siempre a las mismas horas en el orinal, preferiblemente después de las comidas, y no más de 10 minutos si no desea continuar. Llévale al baño con frecuencia, sobre todo al principio. Comprad libros con dibujos sobre la retirada del pañal.

Cuando tenga «un accidente» pondremos cara de desaprobación, pero no de enfado, no haremos ningún drama, no habrá gritos, ni castigos ni reprimendas. Debemos hacerle entender dónde se hace el pipi o la caca. («¿Dónde se hace el pipi, cariño?» «Avisa a mamá cuando tengas ganas que ella siempre te acompañará...»). Además tendrá que colaborar para quitarse la ropa mojada y sucia, nos ayudará a enjuagarla un poquito. Es importante hacerles responsables de sus actos pero todo con un tono cariñoso, comprensivo y agradable.

Lo más importante en todo este proceso es tener paciencia, celebrar todos y cada uno de los pequeños avances y nunca reñirles, castigarles o avergonzarles por los pequeños accidentes que, sin duda, tendrá.

Ánimo y, ahora que estamos en el buen tiempo... ¡Pañales fuera!

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