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Cómo combatir el jet lag

Una buena agenda de sueño, controlar la exposición a la luz y una pequeña dosis de melatonina

¿Viaja en avión este verano? Si viaja lejos de casa y durante el vuelo atraviesa varios usos horarios (si su destino es Asia o EE.UU. por ejemplo) puede que tenga un inesperado e incómodo compañero de viaje: el famoso jet lag. Conocer qué es y cómo prevenirlo puede llegar a ser de suma importancia para poder disfrutar plenamente de sus vacaciones.

El jet lag o síndrome de cambio de zona horaria se va a producir sólo en los viajes aéreos ya que aparece después de atravesar dos o más zonas horarias. Es un trastorno que se produce debido a un desajuste entre nuestro «reloj interno» o ritmo sueño-vigilia que tenemos habitualmente en el lugar de origen y el «reloj externo» que nos vamos a encontrar (y al que deberemos adaptarnos) en el lugar de destino.

Los viajes hacia el este (por ejemplo: New York-Madrid o Madrid-Bangkok) suelen ser mucho peor tolerados y más difíciles de ajustar que los viajes hacia el oeste (como por ejemplo Madrid-New York). Esto es debido a que nuestro «reloj endógeno» dura algo más de 24 horas, lo que facilita una más rápida adaptación cuando la tendencia es a alargar el día.

Los síntomas más frecuentes que suelen aparecer en el jet lag son fatiga intensa, dificultades para conciliar o mantener el sueño, aumento de la somnolencia durante el día, cefalea, irritabilidad, ... Obviamente, no parece esta la mejor manera de iniciar un viaje o unas vacaciones.

La severidad de estos síntomas va a variar mucho de unas personas a otras; hay viajeros que apenas lo perciben y viajeros donde se manifiesta de forma muy acusada. Diferencias individuales aparte, lo que sí se ha observado es que todos estos trastornos suelen incrementarse conforme va aumentando la edad del viajero (probablemente debido a un cierto deterioro en la capacidad adaptativa de nuestro «reloj biológico»).

Es cierto que el jet lag no dura eternamente y lo normal es que pasados unos días estos síntomas acaben por desaparecer (en general se requiere una media de un día por cada hora de cambio de zona horaria), pero también lo es que puede durar el tiempo suficiente como para estropearnos el viaje si no hacemos nada para prevenir o contrarrestar sus efectos.

Medidas para prevenir

Existen una serie de medidas sencillas y muy fáciles de aplicar para prevenir los síntomas del jet lag. Entre ellas están la elaboración de una agenda de sueño previa al viaje donde vayamos ajustando diaria y progresivamente la diferencia horaria. Buscar el momento más apropiado en el que deberemos exponernos a la luz del día según sea el sentido del viaje (la luz solar actúa como un potente sincronizador de nuestros ritmos biológicos); así los viajeros que vayan hacia el oeste deben evitar la luz de las primeras horas del amanecer -gafas oscuras- y buscar la luz natural del atardecer y los viajeros que vayan hacia el este deberán hacer justo lo contrario, buscar los primeros rayos de sol - salir al exterior- y evitar la luz a última hora de la tarde. Y ya, una vez llegado a nuestro destino, una pequeña dosis de melatonina a la hora de acostarnos durante los primeros días (que nos ayudará a reajustar más rápidamente nuestro «reloj endógeno») y ser disciplinados para aplicar los nuevos horarios lo más rápidamente posible, forzándonos a comer y a dormir según la hora local del destino.

¿Cuál es el remedio más eficaz? Probablemente la mejor fórmula sea una combinación de todos ellos y, habitualmente, con esto suele ser suficiente. Sólo aquellos que sufran este cuadro muy frecuentemente o de una forma más severa requerirán de un tratamiento hecho «a medida», ajustándolo en función de las características del viajero (si es madrugador o trasnochador), del sentido y los horarios de los vuelos y de la diferencia horaria existente entre el origen y el destino. ¡Feliz viaje!

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