A pesar de la herida de bala en su pierna izquierda, y de que el loco del bisturí casi le hubiera arrancado el corazón, Vogler se sentía inmensamente feliz. Porque esa tarde de febrero, sentado en su cafetería favorita de Bremen, había hablado por teléfono con Cloé. Apoyado contra la mesa, descansaba el bastón que le había regalado su padre para caminar hasta que se recuperara del balazo. Y todo era perfecto...

A partir de 13 años.

Beatriz Osés

Editorial Edebé