El colegio de la partida rural de El Bacarot, en Alicante, se convirtió en una «escuela de terror» y los alumnos recorrieron las calles dando mucho miedo. Eso sí, los vecinos les dieron muchos caramelos, e incluso algunos que estaban trabajando les dejaron colgadas en la puerta bolsas con este dulce botín.