El pequeño O tenía grandes pensamientos.

Pero también un gran problema.

Llevaba los pensamientos arriba de su cabeza y todos podían verlos.

A medida que O crecía

fue aprendiendo a achicar sus pensamientos.

Y cuando llegó a ser el Señor O, se fabricó un gran sombrero para cubrirlos.

A pesar de tener un aspecto bastante ridículo, al Señor O todos le tenían mucho respeto. Él era un distinguido científico y profesor de las ciencias más duras.

El problema crecía, ya que la Señorita I, interesada en las palabras del Señor O, no dejaba de mirarlo.

El sintió mucho peso sobre su cabeza, tanto que el sombrero le quedó chico.

Así fue como, por primera vez, su pensamiento se liberó y escapó.

Siempre hablaba de cosas serias y exactas, y jamás sonreía.

Un día el Señor O estaba en

un congreso de científicos, esclareciendo cuánto pesa el aire que hay dentro de una bombita de luz, cuando vio a la alta y delicada Señorita I.

El corazón le tembló. Y sobre

su cabeza algo creció.

Pero por suerte nadie podía verlo: el sombrero ocultaba

todos sus pensamientos.

EL Señor O, desconcertado, se hizo un nuevo sombrero, aún más grande que el anterior.

No podía permitir que le volviera a suceder algo similar al papelón del último congreso de científicos donde, a la vista de todos, su pensamiento había volado con un ramo de flores detrás de la Señorita I.

Aturdido, el Señor O

no podía sacarse de la cabeza a la Señorita I. Ya no conseguía dominar su pensamiento que lo llevaba a los lugares más impensados...

Estaba claro: los pensamientos en su mente estaban descontrolados. El Señor O no le encontraba una solución al problema y sabía muy bien que las fórmulas matemáticas de nada servirían. Intentó varias estrategias para resolver esta cuestión: dejar su mente en blanco, meditar, no pensar en nada. Se encerró varios días en su casa, semanas, hasta que decidió que lo mejor sería consultar con un médico.

? -¿cual es el diagnóstico? -preguntó el Señor O, siempre precisando definiciones.

-SiPO...

ACTIVIDADES

1.- Intenta dejar libre tu mente y escribe tus pensamientos. ¿Hay alguno que no quisieras que saliera? Reflexiona sobre ellos.

2.- Coge una cartulina y dibuja en ella esos pensamientos. Verás qué mural tan bonito haces.

3.-Imagina y describe las siglas del diagnóstico del Señor O e imagina una historia con ellas. Escríbela y envíala, acompañada de un dibujo, al Concurso Li­terario del Grupo Leo. Apartado de Correos 3.008, 03080 Alicante. Indica tu nombre, apellidos, curso, colegio y número de teléfono particular.