Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Leemos. Grupo Leo

Las orejas maravillosas

1.- ¿Para qué usaría el GGB esa trompeta tan larga? 2.- ¿Qué crees que contendría la maleta? 3.- ¿Por qué secuestraría a Sofía? 4.- Escribe un cuento cuyo protagonista sea un niño huérfano o una niña huérfana y envíalo, acompañado de un dibujo, al Concurso Literario del Grupo Leo. Apartado de Correos 3.008, 03080 Alicante. Indica tu nombre, apellidos, curso, colegio y número de teléfono particular.

De nuevo en la cueva, el Gran Gigante Bonachón colocó a Sofía encima de la mesa.

-¿Estás calentita con esta camisa de dormir? -preguntó-. ¿No pasas frío?

-No; estoy bien -contestó Sofía.

-Me tienen preocupado tu padre y tu madre -confesó el gigante-. Deben de andar busca que te busca por toda la casa, gritando: «¡Sofía, Sofía! ¿Dónde estás?»

-No tengo padre ni madre -dijo la niña-. Los dos murieron cuando yo todavía era un bebé.

-¡Oh, pobre cachipuchi! -se lamentó el GGB-. ¿Y no les encuentras a faltar horriblemente?

-Pues no, no la verdad -respondió Sofía-,porque nunca les conocí.

-Me pones muy triste -gimoteó el GGB, frotándose los ojos.

-¡No te pongas triste! -dijo Sofía-. Nadie se preocupará demasiado por mí. Aquella casa de donde tú me sacaste es el orfanato del pueblo. Allí vivimos las niñas huérfanas.

-¿Tú eres una huérfana?

-Sí.

-¿Cuántas sois allí?

-Diez -explicó Sofía-. Diez niñas.

-Estabas feliz en ese sitio? -quiso saber el GGB.

-¡No! -exclamó enseguida la pequeña-. La directora, mistress Clonkers, nos castigaba si no obedecíamos las reglas de la casa. Por ejemplo, si nos levantábamos de noche o no doblábamos bien la ropa.

-¿Y qué castigos os daba?

-Nos encerraba en un cuarto oscuro del sótano, durante un día y una noche, sin comer ni beber.

-¡Maldita bruja curruscosa! -dijo el GGB.

-Era horrible, sí -asintió la niña-. Le teníamos mucho miedo a ese sótano, porque en él había ratas. Las oíamos moverse de un lado a otro.

-¡Bruja asquerosa y perroapestosa! -gritó el GGB indignado-. Es lo peor que he oído desde hace años. Tú me pones mucho, mucho triste.

De pronto, un lagrimón tan grueso que habría bastado para llenar un cubo resbaló por una de las mejillas del gigante y cayó al suelo con gran chapaleteo, formando un charco.

Sofía no salía de su asombro. «¡Qué criatura tan extraña es este gigante! -pensó-. Tan pronto me dice que tengo la cabeza llena de moscas despachurradas, como se derrite de compasión al enterarse de que mistress Clomkers nos encerraba en el sótano».

Y dijo en voz alta:

-Lo que a mí me preocupa es tener que pasar el resto de mi vida encerrada en este sitio tan espantoso. El orfanato era muy desagradable, pero no me habría quedado en él para siempre.

-¡Todo es culpa mía! -admitió el GGB-. ¡Yo soy el que te secuestró!

Otra enorme lágrima brotó de sus ojos y fue a estrellarse contra el suelo.

-Desde luego, no pienso estar aquí tanto tiempo como tú crees- dijo Sofía.

-Temo que sí?

-¡Pues no! -contestó la niña, muy decidida-. Esos brutos me atraparían, más tarde o más temprano, y yo les serviría de merienda.

-¿Nunca permitiré que eso suceda! -declaró el GGB.

Durante unos momentos reinó el silencio en la cueva. Por fin volvió a hablar Sofía.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

El GGB se enjugó las lágrimas de sus ojos con el dorso de la mano y miró largamente a la niña.

-Di.

-¿Harías el favor de explicarme qué hacías la noche pasada en mi pueblo? ¿Para qué metiste aquella trompeta tan larga en el dormitorio de los niños Goochey y soplaste a través de ella?

-¡Vaya! ¡Me estás resultando más curiosa que un husmiquifisgui! -exclamó el GGB, incorporándose de pronto en su silla.

Pero Sofía aún no había terminado.

-¿Y la maleta que llevabas contigo? -inquirió-. ¿Qué significaba todo aquello?

-¡Me pides que te cuente mis supermisterisecretos! -se lamentó-. ¡Unos secretos que nadie conocía hasta ahora!

-Yo no se los contaré a nadie más -prometió Sofía-. ¡Te lo juro! De cualquier forma, ¿cómo había de poder hacerlo? ¡Si me veo aquí metida para el resto de mis días!

- Podrías irles con el cuento a los demás gigantes.

-¿Cómo? Tú mismo dijiste que me comerían tan pronto como me descubrieran.

-¡Exactamente! -asintió el GGB-. Tú eres un guisante humano, y los guisantes humanos son como fresones con nata para los gigantes.

-Pues bien: si me comieran en el mismo instante de verme, yo no tendría tiempo de contarles nada, ¿verdad? -insistió Sofía.

-¿No, claro! -dijo el GGB.

- Entonces, ¿por qué dices que podría ir con el cuento a esos gigantes?

-¡Ay, no sé! Estoy lleno de musguirimusarañas... Si escuchas todo lo que yo digo, se te va a poner dolor de oídos.

-Dime, por favor, lo que hacías en nuestro pueblo, anoche. Puedes confiar en mí.

Extraído del libro

«El Gran Gigante Bonachón»

Autor: Roald Dahl

Ilustraciones: Quentin Blake

Editorial Alfaguara

ACTIVIDADES

1.- ¿Para qué usaría el GGB esa trompeta tan larga?

2.- ¿Qué crees que contendría la maleta?

3.- ¿Por qué secuestraría a Sofía?

4.- Escribe un cuento cuyo protagonista sea un niño huérfano o una niña huérfana y envíalo, acompañado de un dibujo, al Concurso Literario del Grupo Leo. Apartado de Correos 3.008, 03080 Alicante. Indica tu nombre, apellidos, curso, colegio y número de teléfono particular.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats