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Semillas de papel

Eyla quiere escribir, y fabrica papel a partir de madera. ¡Lo malo es que se está llevando el bosque por delante!

Semillas de papel

Los árboles y los animales aún dormían. Una suave brisa hacía caer las últimas hojas de otoño. La tranquilidad reinaba en el bosque, como cada mañana. Pero aquel día, en la fábrica abandonada, una humareda espesa teñía el cielo de gris.

Una joven llamada Eyla se había instalado en el viejo edificio, junto con su escarabajo leñador. Aquella mañana se adentraban cuidosamente en lo más profundo de la arboleda, sin pensar en los animales que todavía descansaban. Eyla no se fijaba en nada a su alrededor, solo pensaba en su propósito. El fuerte estruendo que provocaron la joven y su escarabajo al empezar a cortar árboles sobresaltó a los animales.

-¿Qué está pasando? ¡Rápido, huyamos! -se escuchaba.

Jerboa, el viejo roedor, llevaba muchos años viviendo en uno de los árboles que habían sido derribados. Desolado, pensó que debía ir en busca de ayuda.

Corrió hasta la casa del tejado rojo, donde vivía su amiga Naia, una chica que siempre se había ocupado de proteger el bosque. Iba muy nervioso, pensando en cómo explicarle lo que estaba sucediendo.

-¡Na-Naia! ¡Ti-ti-tienes que ve-venir! ¡E-e-el bo-bosque corre pe-peligro! ¡A-a-alguien e-está, está derri-derribando los ár-árboles! -explicó Jerboa con un hillillo de voz.

Naia, sin tiempo ni para ponerse los zapatos, montó sobre Prisci, su veloz caracol, para llegar al corazón del bosque.

Cautelosos fueron siguiendo los pasos de Eyla. Estaban muy intrigados: ¿para qué necesitaría todos esos¿Qué hacen aquí esos pangolines? Al tener unas escamas tan afiladas, ¡Eyla los utilizaba para separar la corteza de los troncos! Una máquina absorbía la madera que extraían, y la trituraba hasta convertirla en serrín para hacer pasta de papel. Tras un laborioso trabajo, obtenía un rollo de papel blanco de grandes dimensiones.

El escarabajo leñador lo iba cortando en pequeñas cuartillas -¡tris-tras!, ¡tris-tras!- y las amontonaba.

Finalmente, descubrieron que Eyla intentaba escribir algo en aquellas hojas, pero una y otra vez las arrugaba y las tiraba. Su empeño y su falta de inspiración le impedían ver el daño que estaba causando al bosque y a sus habitantes. Naia y Jerboa idearon un plan.

Extraído del libro "Semillas de papel".

Texto e ilustraciones: Bea y Silvia Gil.

Editorial Algar

1.- Pensad la manera de aprovechar el papel que usamos habitualmente en clase para hacer un mejor uso del mismo.

2.- Además de hacer un buen uso del papel, ¿qué más cosas podemos hacer para respetar el equilibrio de la naturaleza?

3.- Escribe un cuento de unos niños que viven cerca de un bosque en el que se divierten mucho y también lo cuidan y protegen de personas irresponsables. Envíalo por correo postal, acompañado de un dibujo y tus datos personales (nombre, apellidos, colegio, teléfono y dirección de correo electrónico) al Concurso Literario del Grupo Leo. Apartado de correos 3.008, 03080 Alicante.

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