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Las escobas de las brujas

Un fragmento de "La escoba de la viuda", de Chris Van Allsburg

Las escobas de las brujas

Las escobas de las brujas no son eternas. Se van haciendo viejas y llega el día en que, aun las mejores, pierden la capacidad de volar. Afortunadamente, esto no sucede en un instante. Una bruja puede sentir cómo, poco a poco, su escoba va perdiendo potencia. Los derroches repentinos de energía que alguna vez la elevaron rápidamente hacia el cielo se van debilitando. Cada vez es más necesario un mayor impulso para despegar. Las veloces escobas que de nuevas competían con los halcones, se ven rebasadas por los lentos gansos voladores. Cuando suceden estas cosas, una bruja sabe que es hora de desechar su vieja escoba y mandar a hacer una nueva.

En muy raras ocasiones, sin embargo, una escoba puede perder su poder sin previo aviso, y desplomarse, con su pasajera, tierra abajo... Eso es lo que justamente sucedió una fría noche de otoño, hace muchos años. Del cielo iluminado por la luna, cayó en picado una oscura figura cubierta con una capa. La bruja, junto con su cansada escoba, fue a parar a un lado de la pequeña casa blanca de una granja, el hogar de una solitaria viuda llamada Mina Shaw.

Al amanecer, la viuda Shaw descubrió a la bruja que yacía en un huerto de legumbres. Estaba magullada y ensangrentada y no se podía sostener en pie. A pesar de su temor, y gracias que era una bondadosa mujer, Mina Shaw ayudó a la bruja a entrar en su casa y la acostó en la cama. La bruja le pidió a Mina Shaw que corriera las cortinas; después, se envolvió toda en su negra capa y se durmió profundamente. Así se quedó, sin moverse, todo el día. Cuando finalmente despertó a media noche, sus heridas habían sanado por completo.

Se levantó de la cama y anduvo silenciosamente por la casa de la viuda. Mina Shaw dormía en una silla junto a la chimenea, donde ardían las brasas de un fuego moribundo. La bruja se arrodilló y tomó con la mano uno de los carbones candentes. Afuera, encendió una fogata con hojas y ramas a la que echó uno de sus cabellos. El fuego silbó y crepitó, ardiendo con una brillante luz azul.

Poco después, la bruja pudo distinguir una forma oscura volando por encima de su cabeza. Era otra bruja que, girando lentamente, aterrizó junto al fuego. Las dos mujeres hablaron brevemente; la primera hacía ademanes señalando el jardín donde estaba su vieja escoba. Después, se sentaron una junto a la otra en la escoba de la segunda bruja y emprendieron el vuelo, sobrevolando las copas de los árboles.

Cuando Mina Shaw despertó, no se sorprendió de que su huésped se hubiera ido. Sabía que las brujas tenían poderes poco comunes. Tampoco se sorprendió cuando vio que había dejado la vieja escoba. La viuda supuso que había perdido su magia. Ahora era una escoba ordinaria, igual a la que tenía en su cocina. Comenzó a usarla en la casa y se dio cuenta de que no era ni mejor ni peor que las escobas que había usado antes.

Una mañana, Mina Shaw todavía estaba en la cama cuando oyó un ruido que provenía de la cocina. Se asomó y vio algo que hizo saltar su corazón. Allí estaba la escoba, barriendo el suelo ella sola. Se detuvo un momento y volteó hacia la viuda, para luego retornar a su trabajo. Primero, Mina se asustó, pero la escoba parecía inofensiva y, más que eso, estaba haciendo el trabajo muy bien. Desafortunadamente, se la pasó barriendo todo el día.

Al anochecer, para tener algo de paz, encerró a la escoba en un armario, pero como ésta estuvo tocando la puerta durante más de una hora, Mina se sintió culpable y la dejó salir. Cuando se metió en la cama, la escoba seguía barriendo los cuartos una y otra vez, y la viuda se quedó pensando si tal vez podría aprender a hacer otras cosas...

Extraído del libro:

«La escoba de la viuda»

Autor: Chris Van Allsburg

Editorial Fondo de Cultura Económica

(México)

1.- Si hubieras tenido la oportunidad de pedirle a la escoba un favor, ¿qué tipo de trabajo le hubieras pedido que te hiciera? 2.- Este relato está tomado de un maravilloso álbum ilustrado lleno de hermosas ilustraciones. Ilustra el último párrafo de este texto y haz un bonito dibujo. 3.- ¿Qué otras cosas crees que aprendió a hacer la escoba? 4.-Escribe una historia cuya protagonista sea una bruja, y envíala al Concurso Literario del Grupo Leo. Apartado de Correos 3.008, 03080 Alicante. O por e-mail, a la siguiente dirección de correo electrónico: grupoleoalicante@gmail.com. Indica tu nombre, apellidos, curso, colegio y número de teléfono particular.

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