Supone el regreso de un personaje inesperado que surgió de la nada en 2014 con una película, John Wick. Otro día para matar, que sorprendió a propios y extraños con unas recaudaciones en taquilla bastante por encima de lo esperado. Tanto es así que en España no llegó a estrenarse en los cines, si bien tuvo una acogida notable en los videoclubs. De ahí que esta segunda, que ha dirigido también Chad Stahelski, que había debutado en la dirección con la cinta previa, sí haya encontrado un hueco en la gran pantalla. Lo cierto es que con ello se refuerza considerablemente la figura de un Keanu Reeves que no atravesaba, precisamente, sus mejores momentos profesionales. La película ha conectado con el auditorio con una fórmula nada original, pero efectiva, con secuencias clásicas de tiroteos y artes marciales, más violencia y mejor dosificada y una mayor profundización en el protagonista.

En este nuevo capítulo el legendario sicario John Wick se ve forzado a abandonar su retiro por un antiguo socio que trama hacerse con el control de una siniestra cofradía internacional de asesinos. Obligado a ayudar por un juramento de sangre, John viaja a Roma, donde se enfrentará a algunos de los asesinos más letales del mundo.

«En la segunda película -apuntó Keanu Reeves- queríamos ampliar ese mundo del hampa, así que hemos introducido un nuevo elemento. En la original, teníamos la hermandad de asesinos conocida como el Continental, ahora hemos añadido una asociación llamada la Alta Mesa, en la que tienen su sitio todos los distintos grupos del crimen organizado de todo el mundo».

Los productores se esforzaron mucho por evitar una repetición evidente de la premisa de la primera entrega. «No queríamos hacer algo genérico y volver a la misma fuente emocional», expresó el productor Basil Iwanyk. «Al mismo tiempo, queríamos contentar a nuestros fans, tanto hombres como mujeres, así como a espectadores que no suelen ver cine de acción, al ofrecerles a todos una forma de conectar emocionalmente con la película, sin repetirnos».

John Wick. Pacto de sangre está escrita por Derek Kolstad, que se dio a conocer con la entrega original de John Wick.Otro día para matar, su primer guion especulativo producido. «Cuando Keanu aceptó interpretar a John Wick -dijo-, fue un sueño hecho realidad. El hecho de que la película tuviera tanto éxito y que ahora hayamos hecho una secuela resulta más increíble todavía».

Mientras trabajaban en el guión, el equipo responsable del proyecto buscaba ampliar la escala, a la vez que se mantenían fieles al concepto básico de la entrega original. «Había muchas encarnaciones -manifestó la productora Erica Lee- de villanos y escenarios. Esta historia da la sensación de ser más grande y con más villanos que la primera, sin dejar de ser emotiva. Eso es importante, porque Keanu es uno de esos escasos actores al que adoran tanto hombres como mujeres. Para ser un sicario, por la forma que tiene Keanu de interpretarlo, John Wick genera una enorme empatía y queríamos asegurarnos de que la trayectoria que seguía en nuestra secuela hiciera que los espectadores siguieran estando de su parte».

Reeves no solo fue el eje central de la acción de John Wick. Pacto de sangre, sino que también desempeñó un papel fundamental tras las cámaras para poner en marcha la serie. El actor defendió al veterano director de segunda unidad Chad Stahelski, que coordinó las escenas de acción para Reeves en las películas de Matrix, para que dirigiera ambos filmes.