Es la cuarta película del director francés Fred Cavayé y lo más llamativo es que se trata de su primera comedia después de haberse entregado por entero hasta ahora al thriller de rasgos sombríos. El director se mete esta vez en la piel de un tacaño de manual, François Gautier, para mostrarnos el lado más irónico y divertido de una vida ruin y las consecuencias en su entorno social. Un personaje inspirado en el desaparecido Louis de Funès y en el popular Mr Bean de Rowan Atkinson. El peso de la trama recae por completo en el primer violinista de la orquesta local, François Gautier (incorporado por el popular actor belga Dany Boom), que tiene un gran defecto: es un tacaño. Se cronometra bajo la ducha, utiliza las farolas para iluminar su casa, ve la televisión del vecino con prismáticos y mide el papel higiénico. Además, François no tiene vida social. Su único amigo es el director de su banco. Invitar a alguien a tomar algo puede ser mortal. Llevar a una mujer a cenar es una tortura. Pero Valerie, la nueva violonchelista de la orquesta, no ve a François el tacaño, sino a un virtuoso músico del que se enamora. Entonces aparece Laura y le dice a François que es su hija. Su madre le había presentado como un rico benefactor de causas infantiles y Laura le ha idealizado como a un héroe. Ahora François, además de un gran defecto, tiene dos problemas: Valerie y Laura, que le quieren por lo que no es. Él les sigue el juego, pero cualquier desliz podría costarle muy caro...