La película fue una sorpresa en toda regla que cautivó en el Festival de Cannes, donde ganó el premio de la crítica, galardón que también conquistó en San Sebastián y que se une a los que recibió en los certámenes de Bruselas y de Sevilla, que ha convertido a su directora, la alemana Maren Ade, en la nueva revelación del cine europeo. Es tan solo su tercera película, la segunda que se ve en España tras Entre nosotros, que dirigió en 2009, y es una comedia que ha sido definida como una mezcla, por un lado, de crítica social y crónica intimista y, por otro, de retrato psicológico y relato burlesco.

Sigue los pasos de Inés, una mujer que trabaja en una importante empresa alemana con sede en Bucarest. Tiene una vida perfectamente ordenada hasta que Winfried, su padre, llega de improviso y le hace una pregunta inesperada: «¿Eres feliz?» Incapaz de contestarle, su existencia se ve conmocionada por la presencia de ese padre del que se avergüenza un poco, pero que le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el divertido Toni Erdmann.

La gran aportación de la película es, sin duda, el personaje de Toni Erdman. Preguntada por el origen del mismo, la cineasta germana señaló que a menudo su familia es su primera fuente de inspiración; alimenta el relato e incluso puede cambiar el vínculo entre los personajes. «Winfried, el padre de Inés -declaró- inventa un alter ego en una tentativa audaz y desesperada por sacudir la relación con su hija. Y entonces Toni Erdmann cobra vida. El humor, en muchas ocasiones, es la mejor herramienta para trascender la realidad. Ante la incapacidad de comunicarse con su hija, Winfried encuentra una solución creando un personaje. El humor le permitirá comunicarse de nuevo con ella».

Respecto a cómo definía a la protagonista, señaló que trabaja en un ambiente totalmente dominado por hombres y ha interiorizado ese hecho. «Es más -prosiguió-, probablemente se considere como uno más de los chicos, pero el problema es que ellos no la ven así. He hablado con varias mujeres que ocupan puestos ejecutivos en empresas y la mayoría reconoce que le gusta ser la excepción que confirma la regla, aunque esto implique un cierto aislamiento. Creo que Inés es una auténtica mujer de hoy. Cuando empezó su carrera profesional, estaba convencida de que las mujeres con su decisión ya habían conseguido la autodeterminación y la igualdad; por lo tanto, el feminismo no tenía razón de ser. Cuando dice: «Si fuera feminista, no trabajaría contigo, Gerald», lo cree de verdad. Ironiza con la paridad y el acoso laboral, y se permite ser sarcástica, incluso sexista, cuando habla de Anca, su asistente. Pero, sinceramente, en ningún momento deseé denunciar el sexismo en el mundo laboral. Simplemente he querido mostrar las cosas tal como son, y el sexismo es parte íntegra del mundo en que vivimos».

Maren Ade dejó constancia que todo lo relativo a la igualdad de los sexos tiende a sacarle de quicio. «Como mujer acostumbro a identificarme con personajes masculinos. Cuando veo una película de James Bond, no me identifico con la chica Bond, sino con el mismo James Bond», afirmó la directora.