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Hasta el último hombre

El primer objetor de conciencia

El primer objetor de conciencia

Está considerado el primer objetor de conciencia y fue condecorado con una medalla de honor de Estados Unidos. Se llamaba Desmond Doss y su historia fascinó al actor y director Mel Gibson por su enorme sacrificio. Desmond arriesgó su vida de la manera más pura, desinteresada e incluso inconsciente para salvar la de sus hermanos. Hizo cosas extraordinarias que lo convirtieron en un símbolo del coraje y la determinación. Ahora su ejemplo y su lucha irrumpen en la pantalla gracias a un Mel Gibson que sigue empeñado en sacar adelante proyectos tan ambiciosos como singulares. Este es su quinto largometraje y no conviene olvidar que en su corta pero peculiar filmografía figuran títulos como El hombre sin rostro, que fue su ópera prima en 1993, Braveheart, La Pasión de Cristo y Apocalypto.

En un manifiesto en el que justifica por qué dirigió esta cinta, Gibson es sobradamente elocuente al respecto: «Al estallar la Segunda Guerra Mundial -manifiesta-, los jóvenes estadounidenses corrieron a alistarse y Desmond se encontró en una complicada tesitura: quería servir a su país, pero repudiaba la violencia por sus convicciones morales y religiosas. Su religiosidad era tal que incluso se negaba a tocar un arma. Tras aguantar durísimas críticas por mantenerse fiel a sus principios, Desmond se enfrentó a las atrocidades de la guerra armado únicamente con su fe, y se convirtió en uno de los grandes héroes de la historia bélica».

En opinión del director, Desmond Doss era un hombre singular, hasta el punto de que muy pocas personas, por no decir nadie, podrían o ni siquiera contemplarían repetir sus acciones. «La humildad -señala- con la que hablaba de sus actos de valentía dan muestra del temple de este hombre. De hecho, Desmond siempre se había mostrado reticente a que su historia se llevara al cine, insistiendo en que los «héroes de verdad» fueron los que lucharon en la guerra. El panorama cinematográfico actual está plagado de historias de «superhéroes» de ficción, pero creo que ha llegado la hora de celebrar a un héroe de verdad».

No obstante, el verdadero artífice de que el proyecto se hiciera realidad fue el guionista Bill Mechanic. Hubo que vencer muchas resistencias, entre ellas las del propio Desmond, que nunca quiso vender los derechos de su vida. Sentía que la fama y la popularidad iban en contra de su forma de entender la vida, pero al final comprendió que al compartir su historia con los espectadores se aseguraría de que ésta no se perdiera.

Así, y gracias a un guión coescrito por el dramaturgo ganador de un premio Pulitzer Robert Schenkkan y el guionista Andrew Knight, la historia de Doss por fin da el salto a la gran pantalla.

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