El Amor Brujo es una de sus obras favoritas. ¿Por qué?

Me encanta cada obra que hago. Son como hijos a los que les vas dando forma y es de tu gusto y de tu agrado. Aquí hay mucha pasión, celos; es una historia muy bonita en la que he podido dar campo a mi imaginación.

Tras un año en los escenarios ¿esta revisión de la obra de Manuel de Falla es bien acogida?

Genial. La obra está gustando muchísimo. Apasiona. Todo el mundo conoce a Falla y es fácil seguirla. Gusta mucho la parte nueva que es cuando Candela va al más allá y se encuentra en un mundo maléfico y oscuro y ve al amor de su vida, José, que es una especie de demonio. Es un mundo de ángeles negros, de vampiras, de murciélagos y esa parte gusta muchísimo porque está muy bien integrada y hace que sea una obra rotunda. Falla hizo música para media hora, además está la música de Luis Delgado y luego la el grupo de dark ambience In Slaughter Natives, que recrea ese mundo negro, extraño, oscuro, en el mas allá.

¿Qué pretendió conseguir con esta nueva escenografía, vestuario y efectos frente a su montaje de 1994?

Yo quería hacer un gran espectáculo, una obra como Falla merece, y creo que lo he conseguido. Tanto la crítica como el público consideran que es espectacular. Estoy muy feliz porque todo ha evolucionado y en el espectáculo con el vídeo se puede ir mucho mas allá. Las nuevas tecnologías ayudan mucho. Hace años con la primera versión había como seis telones, la maquinaria era enorme el transporte terrible, y todo para no dar el ambiente y la imaginación que tiene ahora la obra. Por ejemplo hay un suelo que sólo lo tienen la Ópera de Paris y el Bolshoi. Es un suelo transparente que parece de charol y hace que las imágenes de los bailarines parezca agua, la luna se proyecta en el suelo con un resplandor estupendo. Doy mucha importancia a la pitonisa que echa las cartas y que predice lo que va a pasar y los bailarines son maravillosos, un equipo de bailarines geniales.

Todos primeros bailarines...

Sí. Todos primerísimos bailarines. Candela es Marlen Fuerte que es maravillosa, es mi musa. Mi hijo Josué Ullate hace de Carmelo, es muy varonil con una gran capacidad de amar y ese movimiento esplendido que tiene. Cristian Olivieri hace de José y es fantástico. Ksenia Abbazova hace de Lucia y es espectacular. Y luego está Leyre Castresana como la pitonisa. Es una bailarina con un peso y madurez impresionante. Para este personaje hacía falta una persona con un bagaje y un peso. Leyre este año sólo hace papeles de carácter ya que no la he dejado retirarse porque aun está en su pleno apogeo con esa fuerza, esa mirada y esos movimientos de brazos... Todo el elenco es espectacular.

¿Es más importante la pasión o la técnica a la hora de abordar un tema tan pasional y racial como El Amor Brujo?

Hay que tener pasión para poder transmitir y hay que tener muchísima técnica para poder olvidarte de ella y que no moleste.

Hablar de los espectáculos de Víctor Ullate es hablar de calidad, belleza y pasión.¿Qué tienen sus coreografías frente a las de otros creadores?

No sé lo que tienen los demás. Las mías tienen alma y sentimiento. Yo le pongo mucha pasión y ternura. Me apasionan todas nuestras coreografías. Por ejemplo en El amor Brujo me convierto en todos los personajes porque es la única forma de hacer la coreografía y lo paso muy bien. Todas las obras tienen mi sello.

Con decenas de montajes como bailarín, coreógrafo y empresario; decenas de premios, su compañía, la fundación, la escuela de danza.. ¿Le queda algo por hacer?

Sí claro. Muchas cosas. Mi sueño seria poder tener una casa de acogida en la que esos niños que estan en centros de acogida pudieran tener su casa, una especie de casa de la danza para que los niños vivieran en ella y pudiesen bailar.Actuaciones

Domingo 4

Palau de Altea 19:00 horas

Entradas 20 a 21 €

Sábado 17

Teatre Chapí de Villena

Horario: 20 horas