Se ha convertido desde 1990 en un lugar de desembarco masivo de inmigrantes ilegales, procedentes sobre todo de tierras africanas, hasta el punto de que en poco más de 20 años en la isla de Lampedusa más de 20.000 personas se han ahogado durante la travesía para alcanzar lo que para muchos supone una vía de entrada a Europa, y que les debería permitir escapar de la guerra y del hambre. Samuel vive en la isla, tiene 12 años, va a la escuela y le gusta tirar con la honda e ir de caza. Le gustan los juegos de tierra, pese a que todo a su alrededor habla del mar y de los hombres, mujeres y niños que intentan cruzarlo para llegar hasta allí. Un documental, en suma, plenamente vinculado a la realidad más trágica que se vive actualmente en nuestro mundo que fue la gran triunfadora del Festival de Berlín. Ganador en 2013 del León de Oro en Venecia con el también documental Sacro Gra, Gianfranco Rosi, nacido en la capital de Eritrea, Asmara, fue por primera vez a Lampedusa en el otoño de 2014. «Mi idea -dijo- era filmar un cortometraje de 10 minutos para presentarlo a un festival internacional que ofreciera una imagen diferente de Lampedusa a una Europa pasiva e indiferente».
