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Una película de espías con Paesa y la fuga de Roldán

El hombre de las mil caras

Está ambientada en los años 90 y gira en torno a la vida del agente secreto español Francisco Paesa y su determinante papel en la fuga y posterior entrega del entonces jefe de la Guardia Civil, Luis Roldán. Está basada en el libro del periodista alicantino Manuel Cerdán, exdirector de Interviú, y es un relato basado en hechos reales con personajes cínicos, leales y traidores. Se trata de la nueva película del director andaluz Alberto Rodríguez, uno de los nombres más sólidos de nuestro cine, triunfador en los Goya de 2015 con La isla mínima y de otros títulos previos de la talla de El traje, 7 vírgenes, After y Grupo 7.

Francisco Paesa, exagente secreto del gobierno español, responsable de la operación contra ETA más importante de la historia, se ve envuelto en un caso de extorsión en plena crisis de los GAL y tiene que huir del país. Cuando regresa al cabo de los años está arruinado y su vida personal atraviesa su peor momento. En estas circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán, exdirector General de la Guardia Civil, y de su mujer, Nieves Fernández Puerto, quienes le ofrecen un millón de dólares por ayudarles a salvar 1.500 millones de pesetas sustraídos al erario público y para brindarle una oportunidad idónea de mejorar su situación económica, vengándose del gobierno español, en una magistral operación digna del mejor espía ayudado de su inseparable amigo Jesús Camoes.

Considerado como un thriller en el que las apariencias engañan y en donde las trampas, las mentiras y los pactos conforman las señas de identidad de los personajes, cuenta con un espléndido reparto en el que Eduard Fernández encarna a Francisco Paesa, Carlos Santos a Luis Roldán, Marta Etura a Nieves Fernández Puerto y José Coronado a Jesús Camoens.

Precisamente, una de las claves de la película, según comentó al director, era encontrar al actor que diera vida a Francisco Paesa. La dificultad no estaba en el aspecto físico o en la caracterización, ya que nadie tiene una imagen en su mente del espía, sino en encontrar su esencia, la de alguien que, como dice la canción, es un truhán pero también un señor.

«Francisco Paesa es turbio, pero también es un seductor, es un artista del engaño», aseguró Alberto Rodríguez, que escuchó un par de entrevistas con el espía antes de tomar la decisión de que no había que imitarlo, sino construirlo. Para ello nadie mejor para él que Eduard Fernández, uno de los mejores actores españoles para ese hombre que «en los 90 vestía como un dandi de los 80».

Y si dar vida a Paesa fue complejo, no mucho más sencillo. dijo Alberto Rodríguez, era hacer lo propio con Luis Roldán. En esta ocasión entraba en juego que todo el mundo conoce físicamente y tiene una imagen muy clara de su rostro, por lo que había que jugar con la caracterización. Puede que por ello hayan optado por un actor con menor presencia en cine como Carlos Santos, para que intérprete y personaje no se confundieran.

Por último, el cineasta aseguró que este es un filme de espías, una vuelta de tuerca en donde que lo que ocurre alrededor es igual de importante.

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