El 28 de marzo de 1939 Alicante fue el escenario de una de las historias más trágicas y heróicas de la Guerra Civil: el buque Stanbrook partía del puerto con casi 3.000 personas que huían del avance de las tropas franquistas en las últimas horas de la contienda. En memoria de aquellos refugiados, del capitán Archibald Dickson y su tripulación, que ocho meses después fallecían por el ataque de un submarino alemán, cinco músicos alicantinos de rock duro han formado Stanbrook. Setenta y siete años después, Stanbrook vuelve al puerto de Alicante, a la sala MareaRock ubicada en el Muelle de Poniente que acoge mañana el concierto de presentación de su disco homónimo.
Pero los Stanbrook no nacieron ayer, sus miembros son parte de la historia de las últimas décadas del rock duro alicantino, empezando por el cantante Alfonso Peña y el batería José Piqueres, miembros fundadores de los míticos Acero de los años ochenta, a los que se les han unido el guitarra Luis Frutos, que estuvo en Bronca y en la segunda época de Acero a principios de este siglo; Jordi Cabrera, que fue miembro de Garra; y el bajista Luis Varó que venía de Mortis Cruentus. «Me apetecía hacer algo más metálico -explica Peña-, más cañero. Nos juntamos y nos pusimos a componer en verano de 2014. En 2015 hicimos una actuación que fue un éxito. En noviembre terminamos el disco y nos metimos en el estudio de Luis, Black Stage, que ha hecho una trabajo de producción maravilloso». El disco salió a la venta el 25 de mayo, coincidiendo con el aniversario del bombardeo de la aviación fascista italiana sobre el Mercado de Alicante, donde murieron alrededor de 300 personas. Precisamente 25 de mayo es el nombre del único tema instrumental del disco, que se abre con el homenaje a la aventura del Stanbrook, y que contiene títulos tan guerreros como A sangre y fuego o Tierra hostil. Un disco que reivindica un trozo de la historia de la ciudad a través de trece composiciones repleto de heavy metal en castellano y que mañana tocarán íntegro frente a las aguas que viero zarpar el buque carbonero británico en 1939.
Peña, que como leyenda de la escena alicantina es la cara más reconocible del quinteto, subraya que Stanbrok «no es mi banda. Somos cinco músicos, buenos compañeros, con mucha química entre nosotros y todos vamos a la par, cada uno aporta su saber con el instrumento que toca».
Satisfechos por la críticas, el sonido del disco, la repercusión en las redes sociales y el hecho de recordar ese episodio de la Guerra Civil, los Stanbrook trabajan ya en un nuevo disco.
