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Blood father

Lucha sin tregua por el poder

Lucha sin tregua por el poder

Supone el regreso del director galo Jean-François Richet a Estados Unidos diez años después de que rodara aquí en 2005 Asalto al distrito 13. Ahora ha trabajado sobre una novela de Peter Craig, adaptada al cine por el propio escritor, en la que no hay una confrontación entre representantes de la ley y criminales. Esta vez, todos los personajes pertenecen a los bajos fondos, que incluyen: Ángeles del Infierno, alcohólicos, drogadictos, traficantes de drogas, criminales, miembros del cartel, presos, neonazis o inmigrantes ilegales. Más que un estudio de los conflictos y luchas de poder, se ha dicho que es una exploración de la violencia y de la supervivencia en un mundo en el que es imposible vivir.

Después de que su novio traficante de drogas le tienda una trampa tras robar una fortuna a un cártel, Lydia, una joven de 18 años, se ve obligada a escapar. En su huida, solo encontrará un aliado: su desastroso padre, John Link (incorporado por el ilustre veterano Mel Gibson), un borracho, ex convicto que desea ejercer de buen progenitor. Ahora tiene la oportunidad de hacer lo correcto y salvar la vida de su hija, aunque ello ponga en peligro la suya.

Para Richet, según confesó en una entrevista, el planteamiento de su película no es otro que la lucha por el poder, pero con un enfoque diferente. «Cuando es liberado de la prisión, John Link decide redimirse y trabajar para ganarse la vida. Vive en una barriada de auto-caravanas donde interactúa con otras personas de la clase trabajadora. Es una ciudad en sí misma, hecha exclusivamente por obreros que sufrieron la recesión económica. Todos los personajes buenos son de clase trabajadora, incluidos John, su padrino de alcohólicos anónimos, la comunidad de caravanas, el chico joven del motel y los inmigrantes ilegales mexicanos que no hablan nada de inglés, pero se ganan el pan con el sudor de su frente».

Así que es cierto que las luchas de poder son alienantes y que la violencia puede ser liberadora, «a pesar de que la historia nos demuestra que tiene un precio».

Preguntado el director si la cinta si la película trata del amor de un padre por su hija, respondió que John Link «parece ser el único personaje capaz de amar, una figura de sacrificio y fidelidad, fidelidad que también ofrece por un trago de tequila». Añadió que en un tono salvaje, instintivo y algo obsoleto, él encarna de alguna manera un mundo en decadencia, un mundo que destaca por los valores humanos, el amor incondicional, sacrificio. Un mundo atacado por todas partes y dejado de lado en pos de los intereses creados, el tráfico y la codicia. «Leí la novela antes del guión. La encontré sorprendente, ya que nos muestra una América revuelta, los niños ricos metidos en drogas y orgías, el ensalzamiento de la actitud del gángster, a diferencia de la clase trabajadora o de los trabajadores inmigrantes que recolectan naranjas».

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