Pretende estar a la altura de la película que le ha servido de modelo, el Ben-Hur (1959) de William Wyler que sigue siendo, aunque ahora ex aequo con Titanic (1997) y El Señor de los anillos. El retorno del Rey (2003), la que más Óscar ha obtenido en la historia del cine, nada menos que once.
No parece, por ello, una empresa fácil y al alcance de la mano, aunque es cierto que en materia de recursos técnicos y de medios digitales se ha efectuado un esfuerzo económico más que notable, que ha echado el resto en la célebre y magistral secuencia de la carrera de cuádrigas, dirigida en la cinta previa por Yakima Canutt, acreditado como director de la segunda unidad.
Con una versión muda en 1925, sumamente espectacular también, realizada por Fred Niblo y con Ramón Novarro de protagonista, estamos ante la épica historia de Judah Ben-Hur, un príncipe que es falsamente acusado de traición por su hermano de adopción Messala, un oficial del ejército romano. Despojado de su título, separado de su familia y de la mujer que ama, Judah se ve sometido a esclavitud. Tras pasar años en galeras, vuelve a su tierra natal en busca de venganza, aunque lo que acaba encontrando es redención. Está basada en la novela clásica de Lew Wallace Ben-Hur: Una historia de los tiempos de Cristo y en el reparto destacan Jack Huston como Judah, Tobby Kebell como Messala y Morgan Freeman en el cometido de Ilderim.
Cuando el director ruso Timur Bekmambetov, conocido por títulos de acción como Se Busca y Guardianes de la noche, recibió la oferta de dirigir una reinterpretación de una de las películas más apreciadas de la historia del cine, tuvo serias dudas. «El Ben-Hur de 1959 -explicó- no es simplemente una película, es un fenómeno que tuvo una gran influencia en la cultura del siglo XX. Por eso, cuando me ofrecieron dirigir su readaptación, mi primera respuesta fue "no, de ninguna manera". Afortunadamente, el productor Sean Daniel me persuadió de que leyese el guion, que resultó ser esta historia tremendamente trascendental, que impresiona no solo mediante su sensacional acción, sino gracias a un plantel de personajes reales como la vida misma».
El escritor John Ridley tuvo similares reservas al desarrollar el guión. «Puede -declaró- que los más fervientes admiradores de la película de 1959 consideren blasfemo hacer una nueva versión, pero se olvidan de que estos personajes ya existían 80 años antes de esa película. Normalmente la gente solo recuerda a Charlton Heston y la carrera de cuadrigas, pero Judah Ben-Hur es un personaje clásico con muchos matices».
