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El verano de May

Los estragos del matrimonio intercultural

En Oriente Medio, este tipo de enlaces no sólo está mal visto, está directamente prohibido

Los estragos del matrimonio intercultural

Sigue los pasos de May Brennan, una sofisticada neoyorquina que regresa al hogar de su infancia en Amman, la capital de Jordania, con motivo de su boda. Pero poco después de reunirse con sus hermanas y sus padres divorciados, los innumerables conflictos familiares y culturales llevan a May a cuestionarse el gran paso que está a punto de dar. Y es que, en esencia, la película subraya el principal síntoma de un enorme problema cultural: el matrimonio intercultural e interreligioso no sólo está mal visto en las sociedades de Oriente Medio, está prohibidos directamente. «Lo he visto muchas veces de cerca -declaró Cherien Dabis- y en mi propia familia a lo largo de los años. Un tío o un primo crea un escándalo de proporciones épicas en la familia porque se enamora de alguien de otra religión u origen étnico. Es un tema que se haya directamente en el corazón de un conflicto más grande que afecta al Oriente Medio».

A simple vista, May Brennan lo tiene todo: es inteligente, guapa, ha recibido numerosos elogios por su recién publicado libro y va a casarse con su prometido Ziad, un distinguido profesor universitario de Nueva York. Pero nada más regresar a su ciudad natal, Amman, para celebrar la boda, comienzan a aparecer ciertas grietas en su vida aparentemente perfecta. Su obstinada madre Nadine, cristiana convertida, desaprueba a Ziad, musulmán, y se niega a asistir a la ceremonia. Sus hermanas Dalia y Yasmine vuelven a comportarse como adolescentes rebeldes. Con su distante padre Edward, recién casado de nuevo, intenta torpemente hacer las paces. Confrontada con las heridas de la relación rota de sus padres y junto con el choque inevitable de los valores modernos con las viejas costumbres, May comienza a cuestionarse el rumbo que su vida está tomando. Pronto, su mundo cuidadosamente estructurado comenzará a desmontarse mientras se enfrenta a sus propias verdades

Cuando Cherien tenía 17 años, sus padres se separaron, y la ruptura de la familia fue siempre una herida que quiso afrontar. «Mi madre -declaró- se mudó de nuevo a Jordania con el fin de estar más cerca de la familia, y me encontré pasando aún más tiempo allí. En el pequeño pueblo de Ohio, donde vivíamos la mayor parte del tiempo, yo era considerada árabe, pero en Jordania, me veían como americana. Era una paradoja interesante y una parte de mi identidad que quería explorar».

Finalmente, en relación con la decisión de que la propia realizadora asumiera el cometido de May, Cherien expresó que habían buscado durante más de un año una actriz estadounidense de origen árabe para interpretar a May y, al final, tuvieron un par de candidatas que consideraron seriamente. «Al mismo tiempo -puntualizó-, un amigo mío me convenció para que yo misma hiciera la audición para la película. Rodamos una escena de la película y me lo empecé a pensar. Me daba vergüenza y no estaba convencida. Así que mi amigo envió mi cinta de la audición, junto con las audiciones de las otras actrices a un director de casting neutral; alguien que no sabía que yo era la directora. Esta persona observó las audiciones y escribió un párrafo muy franco sobre por qué yo era la mejor opción para el papel. Y el hombre por el que me convencieron, Hal Lehrman, se convirtió en mi maestro de actuación. Si no hubiera sido por él, no creo que hubiera tenido el coraje de intentarlo».

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